Por Horacio Tarrab, socia de Creadores de Ambientes (creadoresdeambientes.com)

El verano es una estación soñada para muchos, ellos disfrutan de salir al aire libre, reposar bajo el sol y vestirse con colores alegres. Para los arquitectos también es una época perfecta, pues sus características climáticas la hacen ideal para encarar tareas de reformas en casas, departamentos y espacios laborales.

Durante los días de calor el clima ayuda mucho, todo seca más rápido. Al haber mucha menos humedad acciones como empapelar y pintar se agilizan, pues los tiempos de espera se acortan. Además, se pueden abrir puertas y ventanas para ventilar, algo fundamental para que la casa respire mejor y se vayan los olores irritantes más fácilmente.

Si bien todos los espacios se trabajan más rápido en el verano, los baños y cocinas obtienen más ventajas al ser reformados en esa estación. Son dos espacios que se usan de manera cotidiana y la temperatura ayuda a que se los pueda volver a utilizar rápidamente. Si la familia está en casa es posible organizarse con menos cosas. Por ejemplo, se comen sándwiches en el patio, se pueden lavar los platos en el lavadero, la ducha es suplantada por un rato en la pileta, algunos se duchan directamente en el exterior y hay rutinas suspendidas, como la de los chicos que no van al colegio. También existen otras posibilidades, como aquellos que tienen dos baños, entonces se empieza por uno y luego se continua por el segundo.

Una característica importante es darle a los dueños de casa el tiempo exacto que tomará terminar cada ambiente, así ellos pueden planificar cómo resolverán. Algunos se toman una semana y se van de vacaciones (dejando la vivienda a cuidado de los arquitectos), otros vuelven solo a dormir y durante el día van al club o casas de amigos.

A todo esto que tiene que ver con la planificación se suma que los materiales son cada vez más eficaces, más rápidos para usar y con menos problemas.