Por Marcos Valenzuela,
director de Espacio Valenzuela (www.espaciovalenzuela.com)

Un mueble bien pensado y diseñado a medida puede ser el elemento más destacado de un ambiente, aquel que le dé al espacio ese toque personal que se está buscando para sentir que ese es el lugar de uno, que lo representa.

Definitivamente un mueble puede dar identidad a un cuarto, ya sea el living, la cocina o el dormitorio. No importa cuál, sí cómo dialoga con el resto del mobiliario. A veces, en una habitación de corte muy clásico, una pieza moderna es aquella que llama la atención, y viceversa. Lo mismo pasa con los colores, cuando uno tono predomina, aquel que corta esa tendencia homogénea  es el que resalta.

Para que este efecto sea posible se necesita cumplir con varias etapas. La primera es una charla con el cliente en la que éste cuenta qué es lo que quiere y el efecto que desea lograr. Luego, hay que visitar la casa para evaluar el contexto para evaluar opciones de materiales, dimensiones y más.

La pieza destacada no necesariamente es la más grande, sí es la más importante visualmente ya sea por materiales, forma o color. Por ejemplo, en un living muy net, una mesa ratona tapizada con un pergamino es claramente la que se lleva todas las miradas. Lo mismo puede suceder con un objeto decorativo que rompa la paleta monocromática, como en una habitación blanca, un elemento rojo será el más llamativo.

A veces, también sucede que hay que diseñar todo el mobiliario de un ambiente en función de una pieza que el usuario ya tenía y que desea conservar o destacar dentro de la propuesta.

Por todo esto, día tras día crece la demanda de muebles a medida, pues además no son tan onerosos como la mitología marca. Que sean caros es algo que se ha instalado, aunque cuando se compara la calidad de la confección y la materia prima quien se decida por esta modalidad sale ganando.