Poseen ciertas características que las vuelven un ejemplo de arquitectura eco-friendly. Algunas “casas hobbit” cuentan con invernaderos para producir calor, tratamiento de aguas, alimentos e incluso jardines privados.

Estos detalles permiten la recuperación de la energía de la tierra o la producción de energía solar a partir de placas solares fotovoltaicas que proporcionan electricidad.

Además el agua se consigue a través de un sistema de depuración que permite el autoabastecimiento de la residencia.

En estas residencias los inviernos se suavizan y el calor del verano también, gracias a que la tierra lo absorbe y lo libera durante las estaciones de frío. Todo ello permite ahorrar en calefacción y aire acondicionado gracias a las cualidades térmicas de la tierra, cuya temperatura se encuentra alrededor de los 13° C.

Es su aspecto el que las vuelve tan similares a las viviendas de “La Comarca”. Su diseño redondeado, puertas semicirculares y fachadas verdes hacen inevitable la comparación. Y aunque parecen cuevas en la tierra, estas residencias no renuncian al hormigón para su construcción, e incluso algunas son viviendas superficiales cubiertas con césped sintético.

Aún se continúa trabajando en la tecnología de construcción para reducir los costos tanto energéticos como de impacto ambiental. Sin embargo, presentan una gran alternativa no sólo para los fanáticos de los libros de Tolkien, sino también para todos aquellos que deseen ahorrar en agua, en luz y en energía a largo plazo.