Por Arq. Jorge Aslan, Aslan y Ezcurra y asoc., www.aslanyezcurra.com.ar

No es una gran revelación afirmar que la mejor época para transitar la ciudad es el verano. Con más de dos millones de autos que dejan de ingresar, el alivio es evidente. Es que el tránsito en Buenos Aires es cada vez más caótico. Según el último CENSO en la capital argentina hoy duermen cada noche tres millones de personas. Sin embargo, cada día laboral la ciudad es transitada por ocho. Eso significa que hay cinco millones de personas que día a día entran y salen de la ciudad. Muchas lo hacen con auto y eso significa – en la mayoría de los casos-una sola persona ocupando alrededor de 10 metros cuadrados en una calle, que se desplaza y que pretende estacionar.

Es un conflicto de muy difícil solución. Sobre todo, si pensamos que la proyección de ventas de automóviles del año que viene será record.  Sin dudas, esto supera las posibilidades de la ciudad y hace que el tema del tránsito en la ciudad sea imposible de resolver.

Es cierto, no hay ciudad de las características de Buenos Aires que no tenga problemas de embotellamiento y congestión de vehículos. La solución es el subsuelo o el aire: el problema es que  el subsuelo, es decir,  el subterráneo es muy caro. Claro que una red de subterráneos ayudaría muchísimo. Una red que funcione debajo de las avenidas y que cubra toda la ciudad. Sabemos que eso funciona de maravillas en ciudades como Londres o París. El problema de nuestra red es que solo cubre el centro de la ciudad y faltan más líneas transversales. Y el esfuerzo que significa es enorme. Lo vemos en la línea H.

El caso Curitiba

La calidad del transporte público es fundamental para desalentar el uso del automóvil y la ciudad de Curitiba, en Brasil se ha transformado en un ícono del transporte público. Es una de las metrópolis de ese país con más autos por habitante y sin embargo, han logrado reducir los congestionamientos y  está lejos de ciudades caóticas como San Pablo, en el mismo país, o el DF mexicano.

¿La clave? El éxito que tuvo la red integrada de colectivos articulados que circula por carriles exclusivos con una alta frecuencia. Estos vehículos transportan más de 250 pasajeros  y la frecuencia ronda los 3 minutos.  Esto convirtió al sistema de Curitiba en uno de los más efectivos sistemas de transportes del mundo,  diseñado por el arquitecto y urbanista Jaime Lerner.

Sin la ambición de un plan integral como en el caso de Curitiba, en Buenos Aires El Gobierno de la Ciudad comenzó, hace unos meses, las obras para disminuir el tránsito de colectivos por la avenida Juan B. Justo desde el barrio de Liniers hasta Palermo con un sistema similar. El objetivo es lanzar el Bus de Tránsito Rápido (BTR) o Metrobús. Según el plan oficial, en mayo de 2011 habrá 20 unidades tipo “fuelle” que recorrerán la avenida desde la zona de Vélez Sarsfield hasta el barrio de Palermo.