Después de cinco días en los que las máquinas debieron despejar el camino de toneladas de barro y piedras,  se liberó para el tránsito. En general el estado del asfalto es bueno. Ya se plantean algunas obras para evitar estos inconvenientes naturales.

Operativos coordinados por Gendarmería Nacional, Policía de Mendoza y contando con el trabajo denodado de los trabajadores viales, permitieron rehabilitar el paso al vecino país.

De acuerdo a datos proporcionados por el comandante Carlos Rosa, segundo jefe del Escuadrón N° 27 de Gendarmería, basado en Uspallata, cruzaron el túnel internacional en dirección al vecino país 633 transportes de carga pesada, 38 colectivos y 315 autos particulares. No faltaron entre estos últimos varios grupos de ciudadanos trasandinos que retornaban a sus hogares tras pasear por Mendoza.

Ayer fue la primera oportunidad para los conductores de comprobar el estado en que quedó la ruta después de los desmoronamientos de lodo y piedras, que bajaron de los cerros aledaños tras recibir intensas lluvias.

La madrugada del viernes pasado quedaron atrapados numerosos viajeros y camioneros entre Las Cuevas y Uspallata, y con mayor determinación entre Polvaredas y la villa de montaña.

Un intenso operativo vial a cargo de Vialidad nacional, con el apoyo de Vialidad provincial, la contratista Green SA y de otras reparticiones, permitió en 72 horas dejar abierta la cinta asfáltica, que primero se usó (el martes) para la evacuación terrestre de los últimos refugiados, y ayer se liberó para todos los usuarios. En el medio y durante el fin de semana, hubo un amplio operativo aéreo de evacuación con seis helicópteros.

Daños leves

Según se pudo comprobar, la carpeta asfáltica se encuentra -en general- en aceptables condiciones, pese a las toneladas de material de arrastre que pasaron por encima de ella y de los ríos de agua que la cruzaron.

Las respectivas vialidades, con la empresa Green (a cargo del mantenimiento de la carretera), emplearon alrededor de 50 trabajadores, y no menos de 20 máquinas, entre retroexcavadoras, motoniveladoras, topadoras, carretones, camiones y otros equipos en los cuatro días en total que duró la ardua labor para despejar el camino tras los aludes.

Los puntos por los que aún se debe transitar con mucha precaución, y donde la firma Green sigue trabajando, son la Quebrada Seca (kilómetro 1.165 de la ruta) y más adelante, en los kilómetros 1.176/77. En este último sector, se rellenó un enorme socavón en tiempo récord. El encargado zonal de la contratista, Luis Giménez, destacó “el esfuerzo que hicieron los obreros, que trabajaron sin límites de horario”.

La ruta no presenta mayores dificultades, aunque en las banquinas aún se ven los restos de los desprendimientos de los cerros.

De todos modos, los técnicos estudian opciones de mejoras en algunas partes, para tratar de minimizar los efectos de estos fenómenos naturales, que malogran el intercambio terrestre internacional.

El ingeniero Miguel Manuel Rivas, jefe del IV Distrito de la Dirección Nacional de Vialidad, comentó que una alternativa para la zona conocida como Quebrada Seca sería hacer allí un gran badén de hormigón, como los que existen en la ruta 40, obra que permitiría que las correntadas drenen más adecuadamente. A su juicio, éste es el tramo más castigado de la carretera.

En Las Cuevas, el arribo de una larga fila de camiones se organizó bastante bien. Por ejemplo, entre las 12 y las 14 atravesaron el Túnel Internacional Cristo Redentor 225 transportes de carga internacional. Intercalados, había algunos rodados menores.

En espera

Pese a que en la víspera siguieron su itinerario hacia el oeste unos 633 camiones (registro de las 18.15), en distintos tramos quedaron muchas unidades a la espera de continuar hoy la travesía.

Según los cálculos oficiales, no pudieron seguir transitando unos 850 camiones, que la Gendarmería procuraba, al filo de la tarde, estacionarlos en los grandes playones de la Aduana de Uspallata, para reemprender viaje hoy.

Transportistas que integraban una larguísima fila detenida en el paraje Los Árboles, a la salida de Potrerillos, donde hay una sección de Gendarmería, estaban resignados a esperar. Leonardo Stefani, con una carga de leche, y Horacio Terranova, llevando aceite vegetal, comentaron a un costado de la cinta asfáltica que “este es un trabajo en el que hay que tener mucha paciencia”.

Por su parte, a raíz de las nuevas modalidades de circulación con restricciones que están impuestas por los arreglos de la ruta en Chile en la zona de los Caracoles, un elevado número de viajeros aguardaba a las 20 en Guardia Vieja, en el país trasandino, su turno para “bajar”. Se trataba de 300 camiones, 70 vehículos particulares y 7 colectivos.

Habrá que ver cómo se comporta el camino durante este fin de semana, cuando cambie el turno de veraneantes argentinos en las playas chilenas, y haya nuevos desplazamientos en una y otra dirección.

Fuente: Los Andes de Mendoza, 14/02