Colocado en el corazón de Shanghai, ésta edificación nos pide ameritar nuestra conexión con el medio ambiente. Su forma de centro de nautilus, representa una de las formas más eficientes de la naturaleza,
El edificio visto desde el parque encierra a una amplia azotea verde, el museo bajo su baldaquín de entrada en curva, y hacia abajo en un patio y pozo de luz, cuyas escaleras y piscinas irregulares laberintos recuerdan los jardines de agua chinos. Paredes de cristal curvado del patio continúan en espiral hacia arriba, abajo, y alrededor, a la sombra de una mampara cuyo patrón de fractura se vuelve eco el patrón de hielo resquebrajado.
Desde el parque con dirección al Este, los visitantes divisan una pared vertical, con los recortes para las ventanas y señalización.
El museo desemboca en la calle hacia el norte con un muro de mampostería ondulante, terráquea que recuerda la sedimentación y la erosión.
Desde las torres residenciales cercanas, la forma rectilínea y curvatura de techo verde del museo repite los patrones de las vías en el vecino Parque de Esculturas de Jing’an.
Aun cuando gran parte del museo se sitúa por debajo de nivel, la luz se ilumina espiralmente hacia un atrio interior por medio de claraboyas a través del edificio llevan la luz del día en el fondo, asegurando que las exhibiciones sobre la naturaleza nunca parezcan lejos del mundo natural.