Se realizan obras en techos y en canaletas y se encaró un relevamiento museológico. Tras 50 años de abandono, un equipo interdisciplinario restaura el monumento histórico nacional. Olor a historia.
Tras medio siglo de “descuido patrimonial”, un equipo interdisciplinario de arquitectos, restauradores y arqueólogos le ha puesto pasión a la tarea de restauración y puesta en valor del conjunto franciscano, en cuyos cimientos duermen vestigios del Tucumán fundacional.

Para la recuperación de ese monumento histórico nacional -uno de los cinco que hay en Tucumán- se han fijado tres etapas, la primera de las cuales, que arrancó en noviembre, deberá estar concluida en agosto.

Estos siete meses de obra en el predio que originariamente perteneció a los jesuitas le han bastado al arquitecto Orlando Billone para aseverar, rotundo: “por lo menos, tenemos que poner bajo la lupa la manzana de San Francisco”. Billone, uno de los profesionales que se han puesto la camiseta para recuperar San Francisco, destacó que, estimativamente, lo que queda de obra jesuítica, “está de un metro para abajo”.

“A simple vista no podemos visualizar nada de lo jesuítico originario; para eso tenemos que hacer excavaciones”, destacó, y recordó un hallazgo que hizo en 1980 la museóloga Sara Peña, en un terreno aledaño a la Iglesia. “La manzana entera debería ser tratada como nuestra manzana de las Luces: lo que significa que cualquier movimiento de obra que se ejecute debería ser aprobado por el área de preservación de la Provincia”, afirmó. Billone es el director técnico de la obra que se realiza en el marco de un acuerdo entre la Municipalidad de San Miguel de Tucumán y la Dirección de Arquitectura de la Nación, y que por licitación recayó en la constructora Camaro.

El experto afirmó que en esta etapa se están realizando tareas para recuperar los techos de manera integral, ya que los desperfectos en las cubiertas, en desagües y en pluviales son la principal causa del deterioro que sufre el interior de la iglesia. Previamente se había instalado un moderno sistema para eliminar la humedad (llamado “Water Tec”), por el cual se logró una baja de entre un 15 y un 20 % en las napas, en tres meses.

En tanto, se realiza un estudio museológico sobre las condiciones de los murales interiores, para determinar cómo se realizará su restauración en una segunda etapa. Esta segunda fase incluirá también obras de iluminación (la propuesta de revalorización está a cargo de Oli Alonso) y de desagües.

La restauradora y escultora Beatriz Cazzaniga hizo un relevamiento del patrimonio mural, altares, retablos e imágenes que atesora San Francisco. “Se me ha pedido hacer un diagnóstico, pero me encontré con que (en los muros) hay diversas capas de pintura, diferentes estratos pictóricos”, dijo Cazzaniga. Sobre el patrimonio pictórico y de imágenes religiosas, dijo que Luis Brihuega pintó el mural de la Virgen del Valle; que en apariencia las escenas religiosas (muchas de ellas muy deterioradas) serían autoría de Arístides Papi (que también pintó murales en iglesias salteñas, en 1912); y que habría herencia jesuítica en los retablos que adornan la iglesia de San Francisco.

Fuente: La Gaceta de Tucumán, 18/05