Son aquellas que se obtienen de fuentes virtualmente inagotables; unas, por la inmensa cantidad de energía que contienen, y otras, por ser capaces de regenerarse por medios naturales. El Boletín Oficial del 10 de agosto de 2009, en el suplemento “Actos de Gobierno”, publica las “Directrices de la Política de Energías Renovables”, donde hay una detallada descripción de cada una de las fuentes renovables de energía.
Su importancia es más que económica, ya que pueden tener un fuerte impacto en lo social, en la salud pública y, políticamente, son un componente importante de la seguridad nacional porque contribuyen a la seguridad energética. Gran parte de la diplomacia de Occidente se explica por el acceso seguro a la energía. Las grandes potencias planifican sus ejércitos en función del mismo objetivo; no es casual que el mapa del “terrorismo” en África, Oriente Medio, en Asia Central y Sur coincida con el mapa de las fuentes de energía convencionales. La energía justifica amistades y cercanías con líderes de dudosa reputación en Asia, Medio Oriente y América Latina; convierte países, de otra manera insignificantes, en niños mimados de los más poderosos. .

Acelerar un nuevo paradigma energético

Primero, el “pico del petróleo”. Se estima que las reservas conocidas serán suficientes para llegar al año 2020. Qué pasará mas allá de esa fecha es objeto de debate.
En segundo lugar, el calentamiento global hace necesario bajar los gases de efecto invernadero en por lo menos un 50 %, tomando como referencia los niveles del año 1990 para el año 2050, lo que implica una drástica reducción del consumo de combustibles fósiles.
En tercer lugar, la disminución de las reservas de gas en nuestro país plantea un escenario de importación, en el que el precio será más del doble del actual. Además, por una cuestión fiscal, los subsidios declinarán en forma paulatina. Las recientes facturas de luz y gas son indicativas de lo que tarde o temprano ocurrirá.
En suma, la adopción de las energías renovables no sólo se justifica por la probable finitud del petróleo, sino también porque, cuando se hace una evaluación más completa de su verdadero costo, se genera un imperativo ético-político de usar los hidrocarburos cada vez menos como combustible.

Santa Fe y las fuentes renovables

Toda situación de crisis también genera oportunidades y Santa Fe está en posición de aprovecharlas. La necesidad de suscitar energía de fuentes renovables puede dar origen a beneficios tecnológicos, industriales y de empleo para la provincia.
Ésta es una nueva economía que requiere inversión y desarrollo de nuevos productos para satisfacer una demanda que será creciente tan pronto los precios de los combustibles fósiles reflejen la realidad del mercado y tan pronto un régimen de cambio climático sea adoptado por la comunidad internacional.
Los biocombustibles son conocidos por todos y no me referiré a ellos, salvo para mencionar la necesidad de avanzar sobre los de segunda generación, que no usan ni tierra ni agua, en competencia con los alimentos y la biodiversidad.
En eficiencia energética (la energía más barata es la que no se consume), la demanda ya sea de materiales de construcción que permitan niveles de sustentabilidad mayores, una arquitectura sustentable para lograr mejores niveles de eficiencia energética, constituyen una tarea en la que los municipios, a través de la normativa edilicia, tienen mucho para aportar. Al igual que en los programas de vivienda pública, que deberían incluir criterios bien claros de eficiencia. Medidas de ahorro incluyen el trabajo mancomunado con la industria para localizar los nichos de ahorro.
En cuanto a la energía solar térmica, cabe destacar que calentar agua y calefaccionar constituye el 70 % del consumo de energía en una casa de familia y el uso de calefones solares es una opción competitiva para quienes no cuentan con red de gas natural y usan gas envasado. Un escenario de importación y precios de mercado la hará más competitiva aún.
De importancia es la producción de energía a partir de la bio-masa. Ésta puede originarse en la explotación agropecuaria con la producción de biogás a través de la fermentación anaeróbica y posterior utilización de los residuos para fertilización o el uso de desechos agroindustriales, efluentes líquidos de industrias como la frigorífica, industria láctea. También con los residuos agrícolas, como paja de trigo, rastrojo de maíz, tallos de algodón, etcétera.
El otro recurso es la generación de biogás a través del uso de los residuos urbanos. La ciudad de Santa Fe los tiene y, si no dispone de los mismos en forma adecuada, ello puede generar problemas de salud. Cuando estos residuos se tiran en los cursos de agua, afectan la fauna ictícola, las poblaciones ribereñas, el turismo deportivo, etcétera.
Producir electricidad a partir del biogás generado por los residuos urbanos tiene un efecto virtuoso. Mejora el ecosistema de la ciudad, la calidad del agua del río, el aire que se respira y reduce los tóxicos que se emiten a la atmósfera y al agua. Puede generar empleo sustentable y elimina la polución visual y el olor de los basurales a cielo abierto.
La ley 26.190 estableció como meta del 8 % la contribución de las energías renovables a la matriz energética para el año 2016. La autoridad de aplicación es la Secretaría de Energía. El decreto 562/09 reglamenta y establece el sistema de incentivos para hacerla económicamente viable. En esta oportunidad, se licitan 100 MW de biomasa, pero el ejercicio se repetirá. Enarsa SA comprará la energía que se produzca.
Éste es un proyecto que necesita aproximadamente una década para implementarse, pero me parece que la ciudad está en un estadio de madurez política que permite un acuerdo de todas las fuerzas políticas con este objetivo.
Los pasos serían los siguientes. Primero, hacer un estudio de los residuos que genera Santa Fe, a efectos de determinar la tecnología necesaria y el tipo de biogás que se generaría. Segundo, implementar un sistema de separación de la basura en el hogar (hay que destacar que la población que vive de la basura no vería afectados sus intereses, ya que aprovecha sólo los residuos inorgánicos). En tercer lugar, acordar sobre la necesidad de hacer un relleno sanitario en el que se deposite la materia orgánica que ha sido previamente separada. El relleno sanitario debe ser impermeable para evitar la contaminación y diseñado desde el comienzo con el objetivo de producir el biogás que se usará como combustible para calderas que produzcan vapor de proceso y/o energía eléctrica mediante máquinas de vapor.
La ciudad de Rosario está trabajando en un proyecto de esta naturaleza (Centro de Disposición final Puente Gallego) y creo que la experiencia rosarina puede ser valiosa para Santa Fe.
El hombre es parte de la naturaleza y lo que haga con ella lo afecta directamente. Las crisis son oportunidades para cambiar, en este caso, hacia un paradigma energético sustentable, limpio, que preserve el mundo, nuestra casa, para nosotros y las generaciones futuras.

Fuente: El Litoral de Santa Fe, 02/10