Un barrio favorecido por un microclima, en el oeste de Maipú, al lado del Parque Metropolitano. Varios de sus logros se deben a la autogestión de los vecinos. Su creación está ligada a la Cervecería Andes, donde trabajan varios habitantes.

En el oeste de Maipú, en paralelo a la ruta Provincial Nº 10 Emilio Civit (mal llamada calle Paso) y en las cercanías con la zona conocida como “la triple frontera”, por la vecindad con los departamentos de Luján de Cuyo y Godoy Cruz, ubicamos al barrio Cóndor y Andes, la barriada que hace más de dos décadas gestaron y construyeron empleados de la tradicional cervecería de Benegas.

Aunque marcamos esos hitos como próximos al pequeño conglomerado de casas, no podemos dejar de reconocer que la vecindad más importante es el Parque Metropolitano de Maipú.

La denominación de Cóndor y Andes está referenciado a la gran cervecería Andes (hoy Cervecería y Maltería Quilmes), con planta fabril en el carril Cervantes, Benegas, Godoy Cruz, a dos o tres kilómetros del lugar donde se levantó el barrio.

Por esa época, unos 200 dependientes de la firma (que el año próximo cumplirá 90 años de actividad) se unieron para concretar unas 250 viviendas por ayuda mutua.

Primeros techos

Luego de buscar terrenos, encontraron propicias las varias hectáreas que pertenecían a la finca de Guillermo Yull y Juan Reutor.

Es fácil imaginar que si hoy todavía se ven descampados en los alrededores, en aquellos años fundadores las propiedades con plantaciones y los espacios abiertos y yermos eran mucho más visibles que ahora.

En 1992 se entregaron las primeras 64 casas, y aunque hoy el lugar luce consolidado todavía ésta se encuentra en obra, porque restan terminar y entregar unas 30 viviendas. Hoy se dispone de cinco manzanas, que suman unas 138 casas.

Los servicios

Es así que la zona dispone de un Centro de Salud, bastante completo, y una unidad policial, que le da una buena cobertura policial, y que alcanza a otros barrios vecinos, como Antártida Argentina II (a 20 metros del Cóndor) y al un poco más lejano, el Juan B. Justo (de AMSA).

El centro sanitario, que lleva el Nº 13/352), es de base municipal, con atención al público en horario matutino, en las especialidades de medicina clínica, pediatría, fonoaudiología, odontología, ginecología, obstetricia, asistencia social y enfermería, además de bioquímica. Sus prestaciones no sólo alcanzan al Cóndor y Andes, sino que el personal además recibe a pobladores de las barriadas cercanas.

Otra fortaleza del lugar es la Unidad Especial de Patrullaje de la Policía de Mendoza, dependencia que da prevención a los vecinos de varios kilómetros a la redonda y apoyo operativo a las reparticiones policiales del departamento.

Cuenta con 84 efectivos, al comando del subcomisario Juan de Dios Valle y el principal Carlos Pizarro. Precisamente este último funcionario fue quien propició la creación de esa base, cuya inauguración se produjo el 30 de mayo de 2009. Antes el local había sido un modesto destacamento.

Legado de una fundación

Otro factor de progreso de este sitio es el salón de usos múltiples (SUM), levantado al lado del puesto sanitario y de la policía, conformando así un pequeño centro cívico.

El generoso local tiene una superficie total de 478 m2, con un salón de 260 m2, dos aulas, una biblioteca, dependencias de servicio (cocina, sanitarios y depósitos).

Este complejo, decisivo para la vida comunitaria, fue donado por la Fundación Bemberg, perteneciente a los anteriores dueños de la cervecería, que dejaron plasmadas varias obras edilicias de utilidad para la gente. También en el mismo complejo se hacen eventos familiares, como casamientos, comuniones o fiestas infantiles. “Es la extensión del living de nuestras casas”, apuntó el presidente Calise.

Las calles

Una idea de los primeros militantes del barrio fue ponerle particulares nombres a las calles, especialmente con referencia a oficios y profesiones. Así las arterias se llaman Los Músicos, Los Artesanos, Los Escritores y Los Educadores, entre otros.

Como era difícil trasladarse en la primera época barrial, fueron muy apreciados los primeros negocios que se instalaron en la barriada. El primero en instalarse fue el ex mecánico Aldo Musri (72), que abrió una completa ferretería, y luego Inés Grossi le siguió en la idea, abriendo un mercadito y almacén, que además tenía el primer teléfono público de la vecindad.

Si de aspiraciones hablamos, los vecinos quieren que se mejore el sector de ingreso barrial por la calle Juan B. Justo, además de conseguir más frecuencias de colectivos. Asimismo figura como pretensión la concreción del proyecto, en el Antártida, de un edificio para el ciclo primario y secundario, ya que chicos y adolescentes deben viajar bastante para llegar a sus sedes escolares.

Fuente: Los Andes de Mendoza, 14/06