Como el Carbó es un bellísimo edificio, un ícono en la educación y pertenece al patrimonio histórico-arquitectónico, podría reciclarse, restaurarse y ponerse en valor como un gran centro cultural.

La Escuela Normal Alejandro Carbó, ubicada estratégicamente frente a la plaza Colón de la ciudad de Córdoba, es un edificio con 125 años de antigüedad y cinco mil alumnos, que ha rebasado ampliamente su tamaño óptimo, por lo que ya no resulta apto desde lo funcional, tecnológico y pedagógico para la tarea educativa. Resulta ineficiente para ese uso y demasiado oneroso su mantenimiento para la comunidad toda.
Como es un bellísimo edificio, un ícono en la educación argentina y pertenece al patrimonio histórico-arquitectónico provincial, podría reciclarse, restaurarse y ponerse en valor; por ejemplo, como un centro cultural para su entorno y la ciudad, especialmente a escala peatonal. Está en un área densamente poblada y que constituye una extensión del centro, comprendida aproximadamente entre la Cañada, bulevar San Juan, avenida Costanera y la calle Arturo Orgaz.

Pasos necesarios. Para ello, creemos que puede hacerse una programación a mediano plazo, la cual incluiría el proyecto y construcción de las escuelas necesarias para redistribuir en la ciudad la población estudiantil del Carbó, de acuerdo con las demandas respectivas, tarea que podrían llevar cabo el Ministerio de Educación y la Dirección Provincial de Arquitectura.
Para reciclar la escuela y transformarla en un centro cultural, se llamaría a un concurso nacional de anteproyectos, que podría organizar el Colegio de Arquitectos de Córdoba.
El financiamiento de las nuevas escuelas estaría a cargo de la Provincia, en una secuencia aproximada de cuatro años –un período de Gobierno– y los estudiantes se irían redistribuyendo a medida que se habiliten los establecimientos.
Para el centro cultural, puede crearse en simultáneo una fundación a esos fines con aportes privados ?–como viene sucediendo desde hace varios años–, que tendría a su cargo la financiación y la gestión cultural, llamando a concurso para la provisión de los cargos respectivos.
El diseño urbano-arquitectónico puede orientarse, entre otros aspectos, a una nueva inserción urbana del edificio, que lo conecte mejor con la plaza Colón, su entorno y con la ciudad, procurando, por ejemplo, la animación social y cultural mediante la comunicación por el arte, el placer audiovisual, la contemplación y vivencia de la naturaleza, la conservación del patrimonio, la transmisión crítica y evaluación de los hechos significativos de la cultura y la participación popular en diversas expresiones artísticas.
A tales fines, creemos que –recuperando su morfología– la organización funcional de la escuela es perfectamente apta para reciclarla mediante un cambio de uso como el que proponemos, porque se pueden hacer salas para exposiciones, un patio para expoesculturas, un auditorio, talleres populares para dibujo, pintura, escultura, instalaciones, literatura, teatro, música, etcétera, y demás espacios cubiertos, semicubiertos y verdes, de acuerdo con el programa arquitectónico.
Pensamos que la ciudad, y especialmente el entorno peatonal al cual aludimos, necesita hoy este espacio público para la convocatoria, el encuentro y la participación para estimular la reflexión, autocrítica e imaginación creadora de los ciudadanos, inserto en una gestión cultural –que constituye hoy una tendencia mundial– y que orienta los equipamientos comunitarios y los hechos de la cultura hacia el pueblo, a todos los estratos sociales en los centros urbanos.

Fuente: La Voz del Interior de Córdoba, 4/11