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Bóvedas cáscara: belleza, tradición y modernismo bajo un mismo techo

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Para el asombro visual de todos los santafesinos, desembarcó en la ciudad una de las piezas más emblemáticas de la arquitectura argentina del siglo pasado. Al abrigo de la tradición, la llamada “bóveda cáscara” reivindicará la recuperación patrimonial del edificio donde antaño funcionó un viejo molino harinero, símbolo de una época de progreso y trabajo; con la fuerza del modernismo, su diseño vivificará la fisonomía urbana; y, con su eficiencia estructural, resguardará del sol, de la lluvia y de la humedad el espacio central de la naciente Fábrica Cultural El Molino.

La bóveda cáscara es una estructura de techo alto desarrollada en la década del ‘40 por el prestigioso arquitecto argentino Amancio Williams. Consiste en una superficie cuadrada de cuyos extremos nacen cuatro bajos con curvatura hacia el centro, con lo cual la cubierta adquiere una forma similar a la de un paraguas invertido (ver infografía). Este techo está sostenido nada más que por una columna, que al ser hueca en su interior permite desagotar el agua de las lluvias hacia el desagüe subterráneo de la ciudad.

Actualmente, se encuentra en un 70 % de avance de obra la instalación de la primera bóveda cáscara, de las 13 que se dispondrán en la calle interna de El Molino -en la manzana comprendida por las calles P. Vittori, Castellanos, República de Siria y Bv. Gálvez-. La fábrica cultural es uno de los proyectos edilicios más importantes que impulsa la actual administración provincial, y demandará una inversión superior a los 12 millones de pesos.

Características

La superficie de la bóveda tiene 9 metros de cada lado. Está sostenida por una columna de 14 metros de altura, soterrada en el suelo unos 13,5 metros, profundidad necesaria para que puedan sostener adecuadamente la pieza central y evitar desbalanceos. La forma se obtuvo con el vaciado de hormigón sobre un encofrado de fibra de vidrio meticulosamente confeccionado para respetar la forma original.

Hay otro atributo que hace a la funcionalidad estructural como atenuante de la cuestión climática: al estar a resguardo del sol, el agua y la humedad pero a su vez al aire libre, el espacio cubierto por las 13 bóvedas -unos mil metros- se convertirá en un ambiente ventilado y agradable, por donde circulará un aire límpido y fresco. Es decir, las bóvedas cáscara generarán un corredor que invitará a un paseo bajo un “microclima” ideal.

Funcionalidad y revalorización

“Mi padre desarrolló esas bóvedas con el objeto de alcanzar la mayor resistencia a vientos y agua con el menor espesor posible. Él supo desarrollar un trabajo más bien ingenieril: combinó la perfección técnica con una belleza estética y con formas muy puras que hacen de las bóvedas elementos visualmente muy atractivos”, afirmó en diálogo con El Litoral Pablo Williams, uno de los hijos del ilustre arquitecto.

Por su parte, Silvana Codina, arquitecta involucrada en el proyecto, refirió: “En el marco del proyecto de la fábrica cultural, la apropiación de un objeto arquitectónico de las características de las bóvedas cáscara viene a reforzar este sentido de recuperación y defensa del valor patrimonial que representa el edificio del ex molino harinero para la historia de la ciudad”.

La profesional puso de relieve una necesidad inherente al proyecto de “combinar lo simbólico con lo funcional y lo práctico del objeto arquitectónico en cuestión. Resolver esta combinación en el contexto de la fábrica cultural ha sido todo un desafío para nosotros. Además, el hecho de hacer las bóvedas con la mayor autenticidad posible, respetando la idea original y su función, le da mucho más valor y vigencia a esta pieza”, destacó.

Legado de Williams

Claudio Williams, otro de los hijos del creador de las bóvedas, reafirmó la vigencia de la obra de su padre. “Que podamos ver una de las obras más importantes de Amancio en esta hermosa ciudad es un orgullo para nosotros. Creo que ha sido un acierto del gobierno provincial el haber apostado a la construcción de estas bóvedas, y es un ejemplo que hay que promover en otros lugares del país. Este emprendimiento tendrá una gran significación para Santa Fe, por su valor arquitectónico y su sentido social, cultural y educativo”.

“Arquitectos y críticos europeos encuentran cierta intemporalidad en las obras de nuestro padre”, coincidieron Pablo y Claudio Williams. “Él se inclinaba a encontrar los principios de la arquitectura en cada pieza que creaba. Y estas bóvedas tienen la particularidad y la fuerza de crear espacio alrededor. Es esa intemporalidad, esa forma de trascender las fronteras del tiempo, lo que le da la vigencia del hoy a la obra de Amancio”, concluyeron.

Desde abajo se puede apreciar la dimensión y la altura de la bóveda: 14 metros se alza sobre el nivel del piso. La columna está “enterrada” más de 13 metros.

Visita a El Litoral

Autoridades provinciales y profesionales visitaron El Litoral para explicar las características de las bóvedas cáscara en el marco del proyecto El Molino Fábrica Cultural. De izquierda a derecha, Arq. Luciano Calabretta (director provincial de la Unidad Ejecutora de Proyectos de Arquitectura, Uepa), Ing. Antonio Muiños (secretario de Obras Públicas de la provincia), Claudio Williams (hijo de A. Williams), Arq. Silvana Codina, Pablo Williams (hijo de A. Williams) y Gerardo Barro (secretario de Planeamiento de la provincia). Debe mencionarse, además, la destacada labor del ingeniero Del Carril, quien hizo el cálculo de la estructura de la bóveda.

Una fábrica de producir cultura

El Molino – Fábrica Cultural es un proyecto impulsado por el gobierno de la provincia, cuyo objetivo central es recuperar y poner en valor el edificio del ex molino Franchino para la realización de diversas actividades culturales, artísticas y educativas. Dicho emplazamiento pretende ser convertido en “la pieza principal de recapitalización de Santa Fe”, y es la primera obra de una serie que va a materializar la idea de apropiación del espacio público.

La fábrica contará con un programa de construcción de objetos, a partir del cual se podrá utilizar todo tipo de materiales (madera, papel, resina y vidrio, entre otros), formas y colores, para la creación artística. Se introducirán tecnologías para la composición, el diseño, la producción audiovisual, etcétera. El espacio podrá ser transitado los fines de semana y feriados, con total accesibilidad, por personas de todas las edades. Será público, de carácter inclusivo social, y contará con el apoyo de instituciones y empresas.

Oferta educativa

La oferta educativa de la Fábrica responderá a los siguientes objetivos: propender al mutuo aprendizaje y al sistema de tutoría entre profesores y alumnos; facilitar el acceso a los bienes culturales (lecturas, teatro, música) que acompañen la formación; promover una iniciación al estudio de la Arquitectura, el diseño industrial, la planificación urbana; estimular relaciones múltiples entre los alumnos y el mundo laboral: cooperativas, emprendimientos, etcétera, y apostando al trabajo.

Dentro de El Molino funcionarán, entre otros:

* la fábrica de los lenguajes: una biblioteca-medioteca, con lenguajes en distintos soportes para usar y circular.

* la fábrica de las industrias culturales: zona de exhibición y kiosco (libros, CD’s, DVD’s, objetos de diseño) de emprendimientos santafesinos;

* la fábrica del arte y la educación artística: construcción artística en plástica, teatro, cultura y sociedad (ropa, objetos, ciencias, etcétera);

* la fábrica de las artes urbanas: la fiesta del cuerpo, terraza de las artes urbanas; sótanos de experimentación corporal, etc.

Detalles técnicos

La obra de la fábrica cultural fue prevista en dos etapas superpuestas, en un tiempo total de 24 meses. La superficie del predio es de 9.105 metros cuadrados. A la apertura de sobres se presentaron ocho empresas contratistas, en febrero del año pasado. A través del decreto Nº 976 firmado por el gobernador Hermes Binner, la provincia adjudicó los trabajos de esta primera etapa de recuperación edilicia a la firma Pecam SA. La obra costará $ 12.490.247,70.

Fuente: El Litoral de Santa Fe, 22/02

1 comentario en Bóvedas cáscara: belleza, tradición y modernismo bajo un mismo techo

  1. 1

    Ing. Diógenes E. Méndez Decoud:

    # 25/02/2010

    En 1979 calculé y ejecutamos con la firma Tecnoedil S.A.-de la cual formaba parte- en representación de Dieste y Montañez de Uruguay, una bóveda cáscara, ondulada de ladrillos cerámicos, de grandes luces.
    Dos tramos de 35m de luz, (cada uno) por 100m de largo. En Paraná, es la fábrica Longvie Paraná. De esas bóvedas, en tres formas distintas hicimos muchas obras en gran parte del país. (Bs.As.-la mayoría- / Córdoba/Tucumán /Sta. Fe/ Misiones).

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