El paso andino unirá la provincia de San Juan con la IV Región chilena de Coquimbo y tendrá un largo de casi 14 kilómetros. Del lado Argentino, ya se han invertido más de 330 millones de dólares para el rediseño de la ruta 150 que deberá llegar hasta la embocadura del túnel, a más de 4 mil metros de altura. El proyecto representa el tramo final del corredor que, pasando por varias provincias argentinas, unirá la costa Atlantica del sur de Brasil con la Pacífico, en Chile.

Si bien el tema no ha recibido mucha atención por parte de los grandes medios de comunicación, la integración física entre Argentina y Chile, que se amplía al sur de Brasil, está por dar a mediados del mes de octubre un paso si no decisivo, importante, con el llamado a licitación de las obras del Túnel de Agua Negra. La obra, ubicada en la cordillera de los Andes, unirá la provincia de San Juan con la IV Región chilena de Coquimbo, mediante un túnel de casi 14 km de largo, entre 4.000 y 3.600 metros sobre el nivel del mar.

El proyecto, en realidad, es mucho más amplio y ambicioso, puesto que sería la parte final de un corredor vial que unirá la terminal marítima de Porto Alegre sobre el Atlántico con el puerto de Coquimbo, sobre el Pacífico. Este eje, a su vez, es parte uno de los diez ejes de integración y desarrollo identificados por el Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento (Cosiplan), organismo de la UNASUR, en la elaboración de un plan de inversiones que debería permitir una mayor interconexión de nuestro subcontinente al ampliar y mejorar la red vial, ferroviaria, fluvial, energética, portuaria y aeroportuaria. El monto total de este gigantesco plan de desarrollo de infraestructura supera los 160.000 mil millones de dólares.

Entre los ejes identificados, figura el Mercosur – Chile, al que se adscribe el proyecto del mencionado túnel, por el que está previsto conectar el sur de Brasil, con las provincias argentinas de Entre Ríos, Santa Fé, Córdoba, La Rioja y San Juan y en la parte final, con la IV Región chilena. Las obras interesan un área de 20 millones de habitantes y prevén la repavimentación de rutas, la creación de otras – ya que el proyecto incluye ramales viales tanto al norte como al sur del corredor –, el dragado de vías fluviales puesto que, además del puerto de Porto Alegre, interesado en conectarse con el Pacífico, figuran también terminales fluviales como el puerto de Santa Fe y el puerto brasileño de Paranaguá.

La provincia de San Juan está particularmente interesada en la realización del túnel, para el cual ya ha procedido a repavimentar y rediseñar la traza de la ruta 150, que será reconocida en la Argentina como “obra del año”, con una inversión de unos 340 millones de dólares. También la provincia de Santa Fe manifiesta mucho interés por el corredor bioceánico, puesto que en vista de la realización del túnel, las autoridades provinciales ya han comenzado obras de ampliación del puerto capitalino por un monto de unos 300 millones de dólares. Se estima que el corredor permitirá reducir en varios días los tiempos de transporte de carga dirigido a Asia, al salir desde los puertos chilenos sobre el Pacífico.

Los 13,9 km del túnel de Agua Negra, comienzan del lado argentino a cota 4.080 metros sobre el nivel del mar, y desembocan del lado chileno a cota 3.600. Estará conformado por dos galerías unidireccionales, con interconexiones y más galerías de ventilación. La inversión, total será de unos 1.400 millones de dólares. Chile asume el 28% de ese costo, por el lado que le corresponde, y la Argentina abonará el 72%. A partir de la concesión de la obra, por la que han precalificado ya una veintena de empresas, se estima que su realización demandará ocho años. En conjunto las inversiones relacionadas al túnel supondrán un monto total de unos 2.500 millones de dólares.

La ventaja del túnel de Agua Negra, respecto del paso andino del Libertador, que une Mendoza con Los Andes y ya cuenta con un túnel ubicado a 3.500 msnm, es que el segundo permanece cerrado cada año entre 20 y 30 días por las copiosas nevadas que en cambio no afectarían el primero, pudiendo permanecer activo durante los doce meses. Por otro lado, de ambos lados de la cordillera, las zonas interesadas, además de una amplia actividad productiva, poseen una vocación turística que se verá potenciada por el nuevo túnel.

Las autoridades, nacionales y locales, de Argentina y Chile se manifiestan optimistas acerca de los próximos pasos y hay esperanzas de poder concesionar la obra antes de fin de año. Sería lo óptimo. La integración, como el desarrollo, siempre viaja con cierto retraso y el tiempo es un recurso no renovable.

Fuente: CN, Buenos Aires