La Torre de Shanghai, se inaugurará próximamente en la capital financiera de China, convirtiéndose con sus 632 metros en el segundo rascacielos más alto del mundo.

Esta torre será la más alta de China y la segunda del mundo después de la Burj Khalifa de Dubái. Ambas fueron diseñadas por el arquitecto estadounidense Marshall Srabala.

El edificio se eleva en el distrito de Pudong, en el corazón financiero de Shanghai, que fue creado hace 25 años al borde del río Huangpu, frente al ‘Bund‘, el barrio histórico del período de entreguerras.

Esta torre es la tercera de un proyecto lanzado en 1993, tras la torre Jinmao (420 m), terminada en 1998, y el Shanghai World Financial Center (492 m), finalizado en 2008.

“Esta espiral es un ícono, el símbolo de la mirada hacia el futuro del pueblo chino”, declaró Grant Uhlir, director de Gensler, el gabinete de arquitectos elegido para el proyecto.

Con sus 828 metros-, la Torre de Shanghai, ha costado 2.400 millones de dólares, tendrá ascensores que subirán a más de 60 km/hora hacia el segundo hotel más alto del mundo, situado en los pisos 84 y 110 del edificio.

Entre 16.000 y 18.000 personas trabajarán en sus oficinas o permanecerán en la torre cada día. Y cuando haya fuertes vientos, la Torre se balanceará hasta un metro, pese a estar coronada por una capa de hormigón de 1.000 toneladas.

“Cuando se hacen estos emblemáticos rascacielos, superelevados, no pueden ser la copia de otra cosa. Deben ser algo único”, declaró el arquitecto-jefe Marshall Strabala, que tras pasar 30 años en varios proyectos de vertiginosos rascacielos, dirige ahora su propio gabinete.

El rascacielos estará dividido en una parte oeste, dedicado al ocio y los restaurantes, y una parte este, a las oficinas. El edificio tendría 121 pisos “ocupados”, de un total que oscila de 127 a 128 pisos, según la forma de contarlos.Tendrá 573.000 m2 de oficinas, pero el espacio reservado a las tiendas solamente ocupará cuatro pisos.

Las obras de la Torre de Shanghai empezaron en noviembre de 2008, pocas semanas después de la quiebra de Lehman Brothers, punto de arranque de la crisis financiera.

Este rascacielos será inaugurado además en el momento en que China registra el crecimiento más débil de los últimos 25 años. Poco importa, según su arquitecto. “El edificio se llenará porque la gente querrá estar en él”, augura.