Estaban en el centro de la ciudad, en refacción para la Copa de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016. Hay 4 muertos y 22 desaparecidos. El drama reavivó las críticas sobre cómo se construye en el país, que acelera las obras para los eventos.

Río amaneció  en estado de shock. Tres edificios en pleno centro carioca, lindantes con el Teatro Municipal, se derrumbaron en cuestión de minutos la noche del martes. Según las últimas informaciones, el colapso provocó la muerte de cuatro personas y hay 22 desparecidos. Pero además produjo una seria contusión en aquello que más trata de evitar el gobierno fluminense: que se ponga en riesgo la imagen de solvencia para realizar dos grandes eventos deportivos, el Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.

Los principales diarios del mundo y las grandes cadenas televisivas de noticias se interrogaban sobre la efectiva capacidad brasileña de llevar adelante estos dos mega espectáculos. “Es un duro alerta, en la medida que el país se apura para terminar hoteles, transportes y residencias olímpicas”, rezaba The Christian Science Monitor. Para el Financial Times “el derrumbe provoca incertidumbre en la medida en que se aproxima el mundial de fútbol y los juegos olímpicos”.

El gobernador Sergio Cabral no salía de su estupor. “Por lo menos este desastre no ocurrió en horario pico”. Ocurre que el lugar del derrumbe es el corazón del centro de Río y de haber sucedido apenas un par de horas antes (el accidente fue a las 20.30), el desmoronamiento habría tenido “consecuencias muchísimo más graves” declaró.

Las razones del desplome apuntan hacia fallas estructurales en uno de los edificios más altos, de 20 pisos, que en su caída arrastró dos predios menores, de 5 y 10 pisos respectivamente.

Según afirmaron especialistas, las tres construcciones se erigen en lo que antiguamente era una laguna. Los historiadores cuentan que esa región, bautizada Cinelandia, comenzó a ser ocupada a principios del siglo XX. Fue a instancias de una ambición de las autoridades cariocas que buscaban transformar el área en “una vitrina de Río de Janeiro”.

Como parte de ese proyecto, se erigió en la zona el célebre teatro municipal, inaugurado en 1909. A partir de la década de los 80, el centro se opacó. Sus edificios históricos sufrieron los daños del tiempo y la falta de reparación. Recién con la elección de Cabral y la nominación de Río como ciudad olímpica en 2016 comenzó un acelerado proceso de reformas. Entre ellos, el precioso teatro operístico, museos, conventos e iglesias.
Se afianzaba la convicción de que una reforma en los pisos 3 y 9 del edificio Libertad, el más alto de la tríada afectada, fue la causa de la caída. “Se hacían obras sin las debidas autorizaciones. No sabemos si los trabajos los conducía un ingeniero civil, como es habitual, o simplemente estaban a cargo de un albañil”, sostuvo Luiz Antonio Cosenza, titular de la Comisión de Análisis y Prevención de Accidentes del Consejo Regional de Ingeniería y Arquitectura.

Fuente: Clarín, 27/01