MENDOZA- Los aludes son una realidad que cada vez se hará más cotidiana. La reiteración de lluvias en suelos de alta erosión obliga a una gestión política más previsora.

La sucesión de aludes de piedras y barro caídos sobre la ruta internacional , hace repensar políticas que posibiliten enfrentar los daños que las crecientes lluvias provocan en una zona desértica y con suelos de alta erosión.

No se trata sólo de cuidar vidas y bienes en el camino a Chile. Se trata de planificar, como, por ejemplo, adelantar los cambios de riego de los cultivos, estar mucho más atentos a cómo puede verse afectada la provisión de servicios básicos, como el agua potable.

Ls aludes ya no serán cada cinco o diez años. La prevención de sus efectos ha pasado a ser un tema prioritario.

Se deben mejorar y modernizar el parque de maquinarias para limpiar con más rapidez, hay que adiestrar al recurso humano y hay ilustrar con mucha más anticipación a quienes usan los caminos de montaña y el cruce a Chile.