Los 13 muertos en obras en construcción en lo que va del año evidencian la falta de seguridad en el sector y exigen medidas urgentes de parte del sindicato, las constructoras y el Estado.

La cantidad de edificios que se están construyendo en la capital de la provincia de Córdoba y en grandes ciudades del interior, como Río Cuarto, Villa María, Carlos Paz o San Francisco, debería ser motivo suficiente para formarse una opinión favorable sobre la actividad y su incidencia en el desarrollo urbano.

Nadie descubrirá ahora que la construcción es una importante fuente de trabajo y genera un círculo virtuoso del que se benefician numerosas industrias y comercios.

Sin embargo, esa perspectiva alentadora es empañada por la inexplicable cifra de muertes que se producen en edificios en obra. En lo que va de 2012, ya son 13 las víctimas fatales en la provincia de Córdoba. Eso significa que casi se triplicó el número de decesos del año pasado, que fueron cinco.

Es obvio que los casos que adquieren dimensión pública son los fatales, pero para completar el cuadro también hay que computar los accidentes, sobre los cuales no existe un registro minucioso, aunque se calcula que son más de tres por día, desde muy leves a muy graves.

Lo que sería curioso si no fuera preocupante son las declaraciones de dirigentes del gremio de la construcción, la Uocra, que en vez de salir a defender a todos los trabajadores del sector, sólo incluyen entre las víctimas a sus agremiados y discriminan a serenos y contratistas privados, como si se estuviera hablando de seres humanos de diferente categoría.

El silencio de los empresarios también es elocuente, porque deberían ser los primeros en garantizar las condiciones de seguridad de trabajo en sus emprendimientos.

La situación motivó que organizaciones sociales y familiares de las víctimas se movilizaran el miércoles último frente al Ministerio de Trabajo de la Provincia para reclamar por más seguridad. El lema de la marcha no pudo ser más directo: “Basta de muertes”.

Una de las organizadoras de la manifestación, Paola Sciacca –viuda del trabajador Juan Godoy– dijo: “No podemos tolerar más muertes obreras en la construcción. Muchos empresarios juegan impunemente con la vida de los obreros sólo por su sed de ganancias”. Sciacca responsabilizó además al Ministerio de Trabajo y al sindicato, a los que consideró “cómplices de la situación”.

La contundencia del reclamo exime de comentarios. Si cabe añadir una recomendación, es la insistencia en que las medidas de precaución, los procedimientos de control y las normas de seguridad nunca son suficientes cuando está en riesgo la vida de una persona.

Es hora de que tanto el gremio como los empresarios del sector y las autoridades encargadas de controlar, legislar e investigar la actividad tomen medidas urgentes, para evitar que la construcción en la provincia de Córdoba siga sumando víctimas fatales en pleno siglo 21.

Fuente: La Voz de Córdoba, 26/12