Unos 170 metros de ciclovías construidas sobre la Avenida del Libertador, desde su nacimiento en el cruce con Ramos Mejía y hasta la altura de Esmeralda, en la zona de Retiro, fueron quitadas para evitar congestionamientos en el tránsito debido a que se ha instalado allí un obrador, tanto en la calle como en la vereda, para la construcción de la línea E del subte.

Así lo indicó el subsecretario de Transporte porteño, Guillermo Dietrich, que reconoció que si bien las obras del subte estaban previstas en esa zona cuando se construyó la ciclovía, fueron más importantes que lo previsto.

“Por la extensión de la línea E del subte, se ha instalado un gran obrador en la calle y en parte de la vereda de la Avenida del Libertador, que ha afectado la ciclovía de manera temporaria. La empresa Roggio, que lleva adelante las obras en ese tramo del subte, se hará cargo de los gastos, no sólo de la reconstrucción de la ciclovía, que fue levantada, sino también de las veredas, como ocurre en todo el recorrido de la avenida Alem”, afirmó el subsecretario de Transporte.

Según comprobó fue demolido el cordón de cemento que delimita la ciclovía (unos 170 metros aproximadamente) y un sector de dársena junto a la vereda de las paradas de colectivos de Retiro. Allí quedó un paso de apenas un metro de ancho, entre los árboles y el obrador de la vereda, que compartirán peatones y ciclistas. Estos tendrán que transitar ese tramo con la bicicleta en la mano.

“Estos cambios se extenderán por seis meses, cuando finalicen las obras de ampliación de la línea E (son las únicas que lleva adelante el gobierno nacional). En los próximos días cambiaremos la cartelería en la zona para comunicarles a los ciclistas que deberán compartir el espacio con los peatones. Debimos darle prioridad al tránsito de manera temporaria, en una zona donde suelen ocurrir numerosos congestionamientos”, comentó Dietrich.

Consultado el funcionario sobre cuál es la suma que deberá desembolsar la empresa constructora para la reparación de las ciclovías, indicó que no era posible establecer un número preciso del dinero invertido en ese tramo en particular.

El 10 de marzo pasado se inauguró el primer tramo de las ciclovías, denominado Corredor Norte, que une plaza Italia, en Palermo, con plaza San Martín, en Retiro. La iniciativa forma parte del Plan de Movilidad Sustentable mediante el que el gobierno porteño propicia el uso de la bicicleta como medio de transporte y recreación. Y el segundo tramo por estrenarse, irá desde Retiro hasta La Boca.

Vale consignar que la demarcación de los carriles exclusivos para bicicletas demandó la colocación de la señalización correspondiente -carteles y semáforos-. El denominado Corredor Norte, sobre la Avenida del Libertador, en algunos tramos está sobre la calzada (ciclovía) y en otros, sobre la vereda (bicisenda).

Estudios sobre su uso

Si bien aún todavía son pocos quienes usan las ciclovías, en el gobierno de la ciudad auguran que paulatinamente los usuarios comenzarán a sumarse a los circuitos que se estrenarán (100 kilómetros en total a fines de 2011, afirman). “El Corredor Norte por ahora es utilizado por bastantes ciclistas preferentemente los fines de semana”, dijo Dietrich.

El funcionario estimó que, según estudios realizados en la esquina de Salguero y Av. del Libertador, los fines de semana, entre las 8.30 y las 10.30, pasan unos 100 ciclistas por hora.

“Que la gente utilice la bicicleta como medio de transporte no es un cambio que se dará de un día para el otro. Lleva tiempo e irá creciendo en la medida en que haya más circuitos y que también se ponga en funcionamiento el sistema conocido como bicing”, dijo el funcionario en relación con la construcción de sitios debidamente establecidos en el circuito donde el usuario podrá alquilar o bien dejar a resguardo las bicicletas.

Según pudo conocer , el gobierno porteño también negocia con algunas grandes empresas que tienen sus oficinas en el microcentro para que éstas acondicionen un sitio donde los empleados puedan estacionar las bicicletas, medidas que se practican en otras grandes ciudades del mundo, como Barcelona y París.

Fuente: La Nación, 31/05