Mediante un ente que reúne a 14 municipios que se ubican junto al río, se realizan acciones para controlar la contaminación industrial, química y cloacal.
La navegación del Riachuelo desde La Boca hasta Puente Alsina permite comprobar que sus márgenes están más limpias, hay menos olor nauseabundo y también se observa una constante recolección de sólidos flotantes.

La recorrida por la vía navegable deja percibir una ciudad de espaldas al río, que terminó pagando tanto la época de industrialización sin control ambiental, como la de desindustrialización, de la que queda como fantasmagórico testigo el viejo edificio de la Siam, en la margen bonaerense.

En la orilla capitalina, las barriadas establecidas en el camino de sirga -el margen que modera la crecida de las aguas- plantean el desafío de mudar a los pobladores hacia barrios construidos expresamente, conforme una sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

La creación de la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar) permitió coordinar acciones entre los 14 municipios involucrados en el territorio bañado por el río.

Antes de Acumar, era un problema por la cantidad de jurisdicciones, pero ahora tienen que ponerse de acuerdo y acelerar los procesos de resolver los basurales a cielo abierto y el control de unas 300 industrias que todavía están con problemas, de las mil que había al comienzo, dijo Antolín Magallanes, director de Fundación por La Boca.

El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires realiza con cuadrillas la recolección de basura y sólidos grandes, como ruedas de tractores y otros, añadió.

Lo pendiente hace a la esencia de la recuperación del agua, como para que en ella, aunque no llegue a ser potable, puedan vivir peces: En el río, las dos limpiezas más importantes son el control de contaminante industrial y químico, y el cloacal, advirtió Magallanes.

Los contaminantes industriales incluyen plomo, bromo, aluminio, zinc y otros metales pesados, que se acumulan en el lecho, transparentando su negrura hacia la superficie. El tema cloacal encara una de sus mayores obras en Matanza y permitirá avanzar en sacar la contaminación orgánica por E. coli, bacteria que se encuentra en los intestinos animales, indicó Magallanes.

“Es difícil transmitir los niveles de mejoría, pero yo la veo cada día. También se nota en la remada que hacemos cada noviembre con unos mil remeros en el Riachuelo, cuna del remo argentino, que ahora vuelve a recuperar la actividad con el boquense Club Almirante Brown y el Regatas Avellaneda, con gente que usó el agua y conserva su energía”, reivindicó el titular de la fundación.

Fuente: Los Andes de Mendoza, 27/06