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La tecnología no es la única solución al problema energético

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Judith Cherni Alazraque, especialista en sustentabilidad señala que es importante una distribución justa de la energía para asegurar un mundo sustentable. Mientras antes se tomen las decisiones, menos costoso será el cambio.

Judith Cherni Alazraque es un fruto de exportación de la Universidad Nacional de Córdoba. Un fruto que se fue joven, apenas egresó de la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano que depende de la Casa de Trejo. Estudió en Israel e Inglaterra y se radicó en Londres.

En el Imperial College de esa ciudad realiza estudios multidisciplinarios sobre energías sustentables desde una perspectiva tecnológica, política y social. Participó del ciclo “Investigadores cordobeses por el mundo”, organizado por la Universidad Nacional de Córdoba en el marco de los festejos de los 400 años de vida.

–¿Cuáles son las trabas que impiden pasar de energías basadas en combustibles fósiles a otros tipos más sustentables? Pareciera que no es un problema tecnológico.

–Las razones son políticas y económicas. Las energías son caras a pesar de que se han abaratado en los últimos años. El otro punto es que hay una estructura organizada basada en los combustibles fósiles, tanto la estructura física (la red eléctrica, por ejemplo) como también los subsidios para mantener estos servicios. Si se mantiene, habrá menos dinero para las energías renovables.

–¿Pero esa infraestructura física no se puede usar para que se distribuya energía sustentable?

–Hay intentos para usar la misma red. Se está intentando en Europa a través del feed-in tariff . Por este mecanismo, el gobierno da subsidios a energías no contaminantes producida por pequeños generadores, incluso ciudadanos, que las incorporan a la red.

–¿Qué problemas políticos hay para que no se produzca el cambio de matriz energética?

–Hay que tomar decisiones que van a llevar muchos años y costar mucho. Pero si hoy si invirtiera el uno por ciento del PBI mundial para lograr el cambio, se lograría parar la contaminación por combustibles fósiles. Si no se lo hace dentro de esta década, el costo será el 10 por ciento del PBI mundial.

–¿Son reales las presiones del sector petrolero para impedir el cambio?

–Si tenemos en cuenta los resultados de los encuentros internacionales, por ejemplo, para renovar el Protocolo de Kioto, se pueden ver esas presiones de los países petroleros.

–¿La solución para lograr un mundo sustentable es sólo tecnológica o también se requiere un cambio en nuestros hábitos de consumo?

–La tecnológica no es la única solución. Son importantes las dos partes. Tecnología sin una visión social de distribución más equitativa, no es suficiente. Pero una distribución equitativa no alcanza si no hay un mejoramiento de las tecnologías. Los países en desarrollo necesitan más energía, por lo tanto, las tecnologías deben permitir el acceso a un bienestar y no solo lograr una reducción de la contaminación. El término sustentabilidad surgió con el problema ambiental, pero no sólo debe ser ambiental, tiene que ser económico en términos distributivos y equitativos; y tecnológico y social, esto es, que se pueda lograr un sistema que favorezca a toda la población y no solo a un sector.

–¿Cuál es la situación de América latina en cuanto a la incorporación de energías sustentables?

–Hay buenas intenciones y se han dado buenos pasos como definir objetivos y porcentajes de energías sustentables. Argentina se comprometió con el 10 por ciento para 2020. Se han agregado energías sustentables a la red tradicional a través de feed-in tariff y tienen programas como el Permer, de energía solar fotovoltaica que es casi único en el mundo. Hay aprovechamiento de agua y en el sur hay energía eólica. Claro que si se compara con Europa está atrasado. Quiza convenga compararlo con China…

–¿Y cómo está China?

–China está muy avanzada en la producción y venta de energías sustentables pero no tanto en el uso. China tiene el carbón y lo va a seguir usando, así como Argentina tiene petróleo y lo usará.

–¿Estas buenas intenciones latinoamericanas son suficientes?

–Tendrían que favorecerse más. Por ejemplo, otorgar mejores subsidios a las energías renovables. En Argentina los incentivos todavía están por debajo de otros países.

–¿Cuál sería un incentivo concreto para aplicar?

–Subir la tarifa que se les paga a los pequeños productores de energías sustentables para que alimenten la red. Pagarle más que a los que usan combustibles fósiles. También se podría extender la cobertura eléctrica rural con energías sustentables. En lugar de expandir la red eléctrica, se deberían usar sistemas alternativos de energía que son menos contaminantes.

–En otros países, muchos habitantes tienen sus propios paneles solares y venden energía a la red. ¿Requiere un cambio tecnológico importante como para que no se aplique en Argentina?

–No es complicado. Hay un problema de transmisión y almacenamiento. Ahora se están desarrollando sistemas que permitan almacenar esa energía que se genera en los hogares.

–¿Cómo son vistos los biocombustibles en Europa?

–En mi grupo hay investigadores que estudian la producción de biocombustibles a partir de la jatrofa pero para el autoconsumo, no con el objetivo de producir más combustibles para que haya más automóviles. Claro que da ganancias, además de que es más económico producirlo y es menos contaminante.

–En Argentina, las críticas vienen porque se utiliza maíz y soja en campos que deberían destinarse a producir alimentos.

–En caso de que compita con alimentos es un argumento válido para cuestionarlo.

Fuente: La Voz de Córdoba

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