El Quinto Informe de Evaluación en el que el panel de científicos ilustra la necesidad de reducir las emisiones contaminantes antes de 2030, tuvo efecto sobre el gobierno del país escandinavo que en diez años abandonará el uso de este mineral.

El gobierno de Dinamarca quiere dejar de usar carbón como combustible en los próximos 10 años. Lo anunció este lunes el ministro de Medio Ambiente del país, Rasmus Helveg, como reacción a la presentación del Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). El 30 por ciento de la energía de este país es producida por este mineral.

El documento del IPCC tiene el objetivo de brindar elementos para la toma de decisiones políticas. “Este informe me convenció de que debemos abandonar los combustibles fósiles antes de lo que pensábamos”, dijo Helveg. Los planes para lograrlo tendrán que discutirse con la industria energética, explicó. “Cuánto mayor sea el problema, más caro y difícil nos resultará solucionarlo a nosotros y nuestros hijos”, apuntó el ministro, quien además aclaró que “el coste de abandonar el carbón no sería muy significativo”.

Contrariamente a lo que se piensa, la experiencia de Dinamarca ilustra que no necesariamente la reducción de las emisiones contaminantes afecta a la economía. “En Dinamarca hemos aprendido que el cambio de modelo energético no debe limitar el crecimiento económico. Nuestro producto bruto interno aumentó mientras nuestras emisiones de CO2 disminuían”, dijo el ministro Helveg.

En su informe, el IPCC explicó que la lucha contra el cambio climático no es tan costosa como se suele suponer. La decisión de renunciar al carbón será acompañada por otras medidas como el fomento de la energía eólica o el uso de la bicicleta, según ha explicado el ministro de Medio Ambiente.

Por otra parte, Dinamarca ya ha dado pasos importantes en la reducción de la dependencia energética de recursos no renovables, instalando turbinas eólicas que serán capaces de generar la mitad de la demanda de electricidad a partir de 2020. Se estima además que el 41% de los habitantes de Copenhague utiliza la bicicleta para ir al trabajo o al colegio, una tasa que supera la de Amsterdam.

Dinamarca importa cada años seis millones de toneladas de carbón, especialmente de Rusia, por lo que el veto sobre este material significaría el fin de su dependencia energética con respecto a Moscú.

Dinamarca está realizando un importante esfuerzo por el medio ambiente. Las emisiones de gases contaminantes han caído un 25% entre 1990 y 2012, una de las mayores cifras entre los países de la Unión Europea. Para 2020, el país plantea llegar hasta un 40% en esta caída, logrando así el objetivo europeo de 2030.

Fuente: Revista CN