Más automovilistas sufren daños en sus vehículos por el deterioro del asfalto; según el gobierno, las lluvias y malas obras de las empresas de servicios impiden hacer los arreglos rápido

Manejar por Buenos Aires es toda una odisea . Los conductores ya no sólo deben estar atentos a las señales de tránsito y a la eventual impericia o imprudencia de los demás automovilistas, sino que también deben esquivar los baches , que se multiplican y parecen cada vez más grandes y más profundos.

En algunos barrios populosos y de intenso tránsito, como Belgrano, se cuentan de a varios por cuadra, como en la calle Conesa, en el tramo entre Mendoza y La Pampa. Otros son verdaderos “agujeros negros”, como el que está en Lavalle, a metros de Bouchard, en la esquina del Luna Park, desde hace más de un mes: un “cráter” de un metro cuadrado (y un metro de profundidad, según afirman empleados de la zona), que los vecinos “señalizaron” con un largo palo y un tacho de basura público. En ese pozo, el día de la gran tormenta, hace dos lunes, se cayó un auto.

En algunas arterias importantes, como la avenida Corrientes, los enormes agujeros que había meses atrás fueron cerrados. Pero hay barrios en los que los pozos son tan grandes que producen roturas en los autos. Incluso, para esquivarlos y no chocar en el intento, muchos automovilistas deben realizar maniobras extraordinarias.

La avenida Eduardo Madero tiene también su propio bache, en la esquina con Viamonte. Allí hay desde hace varios meses un agujero de grandes proporciones justo en medio de la calzada, que obliga a automovilistas y camioneros a maniobrar para esquivarlo. El volumen de tránsito que hay allí a toda hora convierte al bache en un peligro inminente.

En octubre, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público anunció un “plan extraordinario” de pavimentación, para el cual habían sido contratadas 13 empresas y se habían dispuesto 15 cuadrillas más, con 225 operarios que trabajan por toda la ciudad para resolver el problema, que se incrementó desde agosto con la sucesión de copiosas lluvias que, además de demorar las tareas habituales de bacheo y pavimentación, abrieron nuevos pozos.

Aunque hay zonas en las que las máquinas están trabajando, el esfuerzo parece no alcanzar. “Cuando hablamos de baches nos referimos a los que se producen por el desgaste normal del asfalto , los que surgen como consecuencias de las lluvias y los hundimientos”, explicó el ministro del área, Diego Santilli. Recordó que, por las precipitaciones de los últimos meses, desde julio y hasta la primera quincena de septiembre no se pudieron hacer los arreglos previstos, lo que causó un incremento de un 25 por ciento de baches. Reconocen que hoy son 4000.

“En los últimos 15 días volvieron a aumentar, porque lo peor que hay para el asfalto es el agua; más llueve, más agua hay en las aceras y más aberturas. Y sabemos que de acá a marzo vamos a tener un período de lluvias fuertes”, afirmó Santilli.

Según el ministro, la mayoría de los grandes pozos que provocan riesgos para el tránsito vehicular y peatonal son producto de las obras de las empresas de servicios públicos. “Algunas empresas siguen haciendo mal las cosas. Se ha multado ya a nueve compañías”, informó.

Santilli las enumeró: Cosugas SRL, Datco SA, Castpro SRL, Servic SRL, Megartel Servicios SRL, Elecnor de Argentina SA y FO Sudamericana SA.

Santilli dijo que este año se invertirán en bacheo unos 300 millones de pesos. “El año próximo vamos a incrementar el presupuesto; tenemos previstos unos 500 millones de pesos”, aseguró.

Fuente: La Nación, 20/11