Un conjunto de empresas se unieron para enseñarle distintos oficios a gente sin formación y así abrirle el camino a un empleo

Más que un oficio, les enseñan el valor del esfuerzo, los ayudan a recuperar el valor del trabajo. Y así, con la confianza en sí mismos, les devuelven las ganas de salir adelante. La Fundación Oficios se creó en 2006 por iniciativa de un grupo de empresas tras la crisis de 2001 y de la reactivación de 2003. “Vieron que había un vacío muy grande en la formación de oficios y la demanda de trabajo calificado, sobre todo en la construcción. Comenzó como un proyecto de Eidico, Cardón Cosas Nuestras, J.P. Urruti y Asociados y Miguens Hermanos, y en 2009 se sumó Mieres Propiedades”, recuerda Sergio Moreno, su director ejecutivo.
Por eso, pusieron en marcha una verdadera escuela de oficios. Se conectaron con distintas instituciones, como la Fundación Uocra y los gastronómicos, con empresas de jardinería y distintos actores relacionados con el mundo laboral. Dictan cursos gratuitos de distintas especializaciones, como albañilería, hormigón armado, electricidad, pintura en obra, instalaciones sanitarias y eléctricas, telar, auxiliar de salón, jardinería y armado de muebles. Para muchos es la diferencia entre ganarse su pan o pedirlo. Como Fernando, que antes era cartonero y ahora egresó del curso de hormigón armado. “Conseguir una libreta y un título en dos meses me parece algo muy bueno, ya que me abre las puertas para un trabajo fijo, en vez de ir a la calle, cartonear y que me pueda pasar algo”, confiesa.
“Desde que cruzan la reja y entran en el aula, hasta que reciben el diploma, todo ese proceso está rodeado de un compromiso permanente para promover a las personas para que entiendan que pueden vivir mejor y que, aunque depende del compromiso de ellos, nosotros ponemos todo para que lo logren”, explica Moreno.
Los cambios en los alumnos son mucho más profundos que el aprendizaje de una tarea. “Ya el certificado en sí es un empujón para encarar algo nuevo -señala el director-. Esa certificación les hace visualizar una utilidad social que no veían. Les mostramos que lo que hacen vale y ellos tienen otra mirada de lo que hacen cotidianamente.”
En el módulo de recursos humanos, aprenden a recuperar los valores del trabajo, y en el módulo de formación espiritual se les enseñan valores cristianos.
Hay una gran necesidad de promoción en los alumnos y, con el tiempo, la fundación aprendió la importancia de devolverles la confianza perdida. “Hay quienes dicen que ésta es su segunda casa, que acá hicieron pie y aprendieron a trabajar efectivamente”, agrega Moreno. El teléfono de la fundación es el (03327-481477), su e-mail es info@fundacionoficios.org.ar y su página web es www.fundacionoficios.org.ar .
Si bien los cursos son gratuitos, los docentes son remunerados. “Buscamos recursos a través de la presentación de proyectos puntuales y en nuestro evento anual de recaudación, que este año será el 29 de septiembre -cuenta Moreno-.
Los docentes son personas que son del oficio, pero tienen vocación por enseñar y todos en este proceso se promueven.”
Esperan poder abrir un centro de formación profesional en Tigre para darles la posibilidad a más personas de tener un certificado que abra las puertas del mundo laboral.
Aunque muchos alumnos llegan desde el partido de Tigre, Pacheco, Benavídez o Rincón de Milberg, hay casos llamativos: los que vienen de muy lejos, como un joven de Misiones, que viajó especialmente para hacer el curso, o el de un hombre de Perú, que llegó para visitar al hijo y se quedó estudiando.

Fuente: La Nación, 27/06