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Vulnerabilidad generalizada ante las inundaciones

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Como alcanzadas por el signo universal de la globalización, las inundaciones invaden hoy territorios que hasta hace algunas décadas se consideraban a salvo de sus inclemencias. Ciudades, periferias urbanas y zonas rurales del mundo resultan así devastadas por este fenómeno cada vez más frecuente y violento que también (no cabe por cierto la sorpresa) “ha venido por nosotros”, anegando repetidas veces millones de hectáreas de nuestros campos y desbordando a muchas de nuestras ciudades -Capital Federal incluida con excepción de la última gran tormenta- junto a sus muy pobladas áreas aledañas.

inundaciones

La magnitud de las secuelas, que incluyen desde pérdida irreparable de vidas y simbologías hasta cuantiosos perjuicios económicos, encendió un debate entre damnificados y funcionarios que enfrentaron anegamientos en sus correspondientes distritos, miembros de partidos políticos y profesionales de disciplinas afines a la problemática.
Causas y responsabilidades de la temible invasión del agua y algunas de las medidas más aptas con las cuales resulte posible acotarla fueron nuevamente expuestas y sopesadas, dando lugar a la reiteración de la ya reconocida complejidad del tema, del gran número de factores que en él intervienen y de la forma fragmentada y por lo tanto precaria con que se lo viene encarando hasta el momento.
El centro de las discusiones lo ocupó la falta de obras estructurales imprescindibles y de aquel otro tipo de ejecuciones “menores” que sin embargo desempeñan importantes roles en materia hídrica (drenajes, retención de caudales, protección de márgenes y zonas cercanas); la presencia contrapuesta de obras inadecuadas que en lugar de resolver inconvenientes crean problemas de mayor calibre; la apertura de canales sobre el borde de ríos y arroyos; las siembras directas que impermeabilizan los suelos; la frecuente urbanización de áreas naturalmente destinadas al desagote de los cursos fluviales; las denuncias específicas puntuales desatendidas desde antigua data y la laxitud o directa ausencia de los debidos controles gubernamentales, ítems todos cuyas aristas espinosas no eximen por cierto de proceder a su correspondiente encuadre. (Con respecto sólo a este punto, el intendente de la ciudad bonaerense de San Antonio de Areco, la cual, después de la de   Luján, recibió uno de los peores castigos impartidos por la última inundación, explicitó los escollos con que tropiezan los intentos comunales de relevar canales clandestinos, tarea imposible -dijo- tanto si no son visibles desde el camino público puesto que un campo es de propiedad privada, como si se carece de las herramientas tecnológicas y las vistas aéreas requeridas por la puesta en práctica del propósito, temas éstos asimismo agudizados por la división jurisdiccional entre distritos).
La mirada técnico-científica sobre los anegamientos ocurridos en la provincia de Buenos Aires, aportada entre otros por representantes de las universidades Nacional de Buenos Aires, Nacional de La Plata, Nacional de General Sarmiento, el CONICET y las ONG Patrimonio Natural de Pilar y Reserva Natural de Pilar, avala en general el detallado “Informe sobre Peligro de Inundaciones en el Río Luján” del doctor Eduardo Malagnino (UBA-CONICET), el cual concluye que el carácter de “llanura recurrentemente sometida a inundaciones” de esa zona “justificaría por sí solo prohibir su uso”, y alerta además sobre su condición “no independiente del resto del sistema fluvial” con cuyas variables restantes “guarda delicado equilibrio”. En consecuencia -remarca- toda “modificación de los parámetros morfométricos repercute en la totalidad del sistema y da lugar a cambios irreversibles inmediatos y de mediano plazo en los procesos relacionados con el Peligro Geológico de los sistemas geomórficos dinámicos”, incrementando asimismo los riesgos tanto de inundación como de erosión y acumulación fluvial.
De hecho -señala asimismo el investigador- mientras la margen derecha del río Luján fue reforzada para evitar que las crecidas alcancen las urbanizaciones, la izquierda inunda la planicie con valor de cota máxima muy superior al de antes, bajo amenaza potencialmente posible de ser, también ella, objeto de alguna modificación.
Los expertos expresaron igual coincidencia en que el error del avance sobre este tipo de superficies fue también cometido por países desarrollados como los Estados Unidos, quienes volviendo luego sobre sus pasos, restituyeron su condición natural a los filtrantes humedales (“riñones del planeta” alguna vez conocidos como “bañados”) dando nueva localización a los distintos barrios allí asentados.

Arielina Bertoto

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