El Partenón de Marta Minujín llegó a Alemania
El Partenón que Marta Minujín fue instalado en la ciudad de Kassel (Alemania), durante la muestra de arte contemporáneo documenta 14, encierra una biblioteca vergonzosa para la historia de la humanidad.
Tal como lo fue la primera edición de ese “monumento”, instalado en el centro porteño allá por 1983, poco después de la caída de la dictadura militar en la Argentina. Cada uno de los casi cien mil libros que harán de ladrillos en esos virtuales muros milenarios integró, o integra, elencos de títulos prohibidos en algún lugar del mundo y en algún momento de la historia.
Desde Buenos Aires se despacharon hacia Kassel seis mil volúmenes de unos trescientos títulos que comparten ese triste infortunio, donados por particulares y editoriales. Los más repetidos fueron El Principito (Saint-Exupéry) y El Príncipe (Maquiavelo).
En el envío figuran clásicos de la literatura universal (Crimen y castigo, de Dostoievski; La guerra y la paz, de Tolstoi; La búsqueda de los absoluto, de Honoré de Balzac; La metamorfosis, de Franz Kafka) y obras de filósofos (Crítica de la razón pura, de Kant; Elogio de la locura, de Erasmo; Los siete libros de la sabiduría, de Séneca, y Más allá del bien y del mal, de Nietzsche); títulos publicados hace siglos y también muy recientes, como la saga best sellerCincuenta sombras de Gray de E.L. James. Viajaron novelas de autores argentinos (Osvaldo Soriano, Manuel Puig y Rodolfo Walsh), entre muchos otros latinoamericanos, como Mario Vargas Llosa, Pablo Neruda, Mario Benedetti y Jorge Amado.