Diego Cazorla, Periodista

Cada vez más son las empresas de la industria de la construcción que recurren a sistemas de gestión informáticos para lograr una integración electrónica de toda su cadena de valor. Los ERP (Enterprise Resource Planning) han logrado consolidarse como el soporte de trabajo por excelencia que enlaza los eslabones de esta cadena física a través de una del tipo digital. Ahora, desde las administraciones de consorcios, hasta las empresas constructoras y fabricantes de materiales, implementan estos softwares con el objetivo de mejorar sus procesos de negocio, reducir costos, y sumar valor agregado a sus productos y servicios.

El concepto de cadena de valor es entendido como una secuencia de interacciones que permiten transformar insumos en productos. Se trata de eslabones, empresas y consumidores finales que, a través de su integración, logran alcanzar mayores niveles de eficiencia, menores costos, y productos con valor agregado.

Principalmente, un sistema ERP busca evitar la repetición de las tareas administrativas que los eslabones de la cadena comparten; minimiza los tiempos totales para alcanzar el producto final; mejora la coordinación general; y facilita la reducción de stocks inmovilizados. Cuanto mayor alcance tiene la cadena de valor, mayor será la efectividad final a la luz de un consumidor. Aunque naturalmente, cada empresa debe hacer foco en sus interacciones primarias para luego impulsar las integraciones secundarias (las que integran sus clientes y/o proveedores). Este proceso de integración tecnológica comienza y termina en los eslabones que la componen: Clientes, Empresas/Fábricas, y Proveedores.

La integración electrónica con los clientes, el ingreso de las operaciones, sea por contacto directo o por medio de vendedores, da lugar a nuevas demandas del sector de la construcción sobre las prestaciones de los sistemas de gestión actuales.

Otro de los desafíos cada vez más frecuentes en las empresas constructoras, es el acceso a la información de la cadena de valor de forma actualizada y en todo momento. El valor agregado de cada eslabón es el aporte en términos de servicios que debe coordinarse con el mayor grado de eficiencia posible.

El acceso a la información requerida colabora con la toma de decisiones de la empresa y contribuye, además, en la relación con los clientes y proveedores. La integración tecnológica de la cadena de valor permite obtener una visibilidad total del stock proyectado de los productos y generar las autorizaciones de entrega a proveedores e integrar la demanda en curso en la planificación general.