Las rutas con peajes tendrán nuevos concesionarios. La semana pasada, la Dirección Nacional de Vialidad adjudicó ocho corredores viales cuya concesión venció en noviembre de 2008 y que desde entonces funcionan con prórrogas. Los nuevos concesionarios cobrarán peaje a los automovilistas que circulen por esas rutas.
El Gobierno llamó dos veces a licitación para que las empresas privadas se hicieran cargo del negocio. En la primera de ellas, no hubo oferentes y el intento se declaró desierto. En la segunda, se cambiaron las condiciones: el Estado se hará cargo de todas las inversiones que sean necesarias en las rutas y las concesionarias, si no llegan a compensar con el peaje los gastos operativos, recibirán un subsidio del Estado para afrontarlos.
Las empresas que decidieron ingresar al negocio son las constructoras Iecsa, Roggio, Esuco, Cartellone, Corporación América, Electroingeniería, Isolux, Petersen y una empresa de Cristóbal López llamada CPC.
Todas las compañías que tienen a su cargo las rutas son grandes conocedoras del mercado vial argentino. En los últimos años, entre éstas y un puñado más de empresas se repartieron el atractivo mercado de las obras viales en todo el país.
En octubre de 2003, ya con Néstor Kirchner en la presidencia, el esquema de peajes se modificó. Hasta entonces, las empresas tenían que correr con las inversiones no sólo de mantención y demarcado, sino también de infraestructura. Todo se remuneraba con los peajes.
Pero Kirchner cambió el esquema. En octubre de 2003, no se renovaron los contratos anteriores y las compañías pasaron a gerenciar las rutas. Apenas hacían tareas de mantención de banquinas. Toda la inversión, escasa, por cierto, corrió por cuenta del Estado. Este régimen también establecía que las concesionarias debían depositar el dinero de la recaudación en el Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi). Luego, este organismo le depositaba a cada empresa su comisión.
Sin embargo, el esquema fracasó. Con la mayoría de los peajes congelados desde la década del 90 y la presión salarial que ejerció uno de los hijos de Hugo Moyano, representante del gremio de trabajadores de peajes, la cuenta de costos e ingresos no cerraba. Así, quedó desierta la primera licitación. ¿Qué pasó con la segunda, en la que sí hubo oferentes? El Estado les aseguró que, finalmente, si la recaudación no alcanzara, pondrá el dinero para que todos queden conformes.

Fuente: La Nación, 06/04