Las ciudades están compuestas por numerosos habitantes; sin embargo, pocos ameritan la categoría de ciudadanos… y sin ciudadanos no hay ciudad. Con lo cual, construir y sedimentar una conciencia urbana nos
permitirá limitar la acción particular en favor del bien general. Será posible también situar al espacio público como propiedad del conjunto de los vecinos y, simultáneamente, promover el debate sobre aquellos proyectos que tornarían a la ciudad más viable.

Desde esta perspectiva, generar una participación activa de la ciudadanía, promover valores de urbanidad en la ciudad, recuperar a la calle como “lugar de encuentro”, revalorizar el papel asignado al espacio público y situar al planeamiento urbano como instrumento privilegiado de gestión pública parecieran ser factores principales con los cuales mejorar la calidad de vida en la ciudad.

Guillermo Tella, Arquitecto