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Siniestralidad vial en Buenos Aires

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Crisis en el sistema de movilidad metropolitana

por Arq. Guillermo Tella

La posibilidad de desplazarse de un sitio a otro en toda ciudad resulta sustancial para el desarrollo de las actividades económicas y sociales. Sin embargo, las condiciones actuales plantean importantes problemáticas y generan extremos conflictos a afrontar. Y Buenos Aires no es ajeno a ello. Hoy atraviesa una profunda crisis de movilidad, con largos tiempos de viaje y escasa oferta de transporte. Desde esta perspectiva, ¿cómo mitigar los altos niveles de criticidad en áreas de recurrencia? Es indispensable producir un plan de acción efectivo que privilegie al transporte público, que promueva la intermodalidad y articule los intercambios de carácter regional.

La problemática del transporte en metrópolis como Buenos Aires debe entenderse y abordarse desde una dimensión regional, que trascienda funcionalmente los límites administrativos de los diferentes distritos que la conforman. En este tipo de territorios, la brecha entre la oferta y la demanda tiende a agrandarse en la medida que nos alejamos del centro.

La ciudad cuenta con un alto número de servicios de transporte urbano de pasajeros y una extensa red vial, que moviliza a millones de pasajeros diariamente. Sin embargo, el sistema se encuentra saturado y la congestión vehicular tiene cada vez mayor impacto sobre la calidad de vida de la población.

Las áreas de mayor criticidad vial

Buenos Aires tiene un problema estructural y es su estructura fuertemente monocéntrica: la mayoría de sus habitantes trabaja en el microcentro y la actividad política, judicial y administrativa sucede en unas pocas manzanas. Abordar esa cuestión es medular para reducir los niveles de congestión y saturación vehicular. Implica entonces generar un sistema de subcentros que absorban parte de la centralidad que hoy ostenta el centro.

Del colapso del tránsito en la ciudad de Buenos Aires da cuenta la serie cartográfica que venimos generando con la Asociación de Periodistas de Tránsito y Transporte de Argentina, donde espacializamos los siniestros viales que mes a mes se producen en horas diurnas de días hábiles. De este modo se ponen en evidencia las áreas de mayor recurrencia y criticidad, la dispersión territorial en torno a los barrios residenciales y la concentración en autopistas urbanas y arterias principales.

La principal causa de la congestión vehicular es la desmesurada participación del automóvil particular en el total de los viajes realizados, estimada en un 35%. Este modo de transporte contrasta fuertemente con otros, como el del colectivo, fundamentalmente por el consumo diferencial del espacio vial en relación con el número de personas efectivamente transportadas.

Consecuencias sociales de la congestión

Las pautas de ocupación residencial de las últimas décadas llevaron a Buenos Aires a convertirse en una metrópolis extensa y difusa, de muy bajas densidades, con una red de transporte público que no tiene posibilidades de prestación eficiente. En ese marco, resulta imposible hoy pensar en una disminución rápida de la desmesurada participación del automóvil particular.

Debe señalarse, entonces, que en una ciudad congestionada, la movilidad implica altos costos para cada usuario y para la sociedad en general. Tales costos lo pagan todos los ciudadanos, aún sin conciencia de ello. En el caso del auto particular, están los costos propios del desplazamiento en tiempo y combustible, peajes y estacionamiento, y los del desgaste del vehículo.

Dentro de los costos sociales, encontramos los tiempos perdidos en congestión, la contaminación atmosférica, visual y acústica, el aumento de la probabilidad de accidentes; con sus consecuencias sobre la productividad y la economía, la salud, la calidad de vida y el medio ambiente. Son cuantificables y se traducen en costos económicos, que debe pagar la sociedad en su conjunto.

Necesidad de acordar una respuesta integral

La ciudad de Buenos Aires necesita de manera imperiosa elaborar, discutir y acordar un plan integral de tránsito y transporte, que defina lineamientos estratégicos para dar respuesta a las demandas actuales y potenciales de movilidad de personas y de cargas dentro de su distrito y, además, que canalice y articule los intercambios de carácter metropolitano y regional que en ella confluyen. Hasta hoy sólo se han implementado medidas tan espasmódicas como incongruentes y contradictorias, que lejos están de proporcionar soluciones de fondo.

En consecuencia, es indispensable producir un plan de acción efectivo que privilegie al transporte público, que promueva la intermodalidad y que concientice al peatón sobre la circulación en la vía pública. La movilidad urbana es lo que permite a las ciudades desarrollarse. Sin ella, ninguna actividad de carácter urbano podría realizarse. Con lo cual, debemos comenzar a otorgarle a la problemática tal dimensión y que ello se traduzca en acciones de carácter integral a implementar.

+ info: http://www.guillermotella.com/articulos/siniestralidad-vial-en-la-ciudad-de-buenos-aires/

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