Por Graciela Tarrab, socia de Creadores de Ambientes
(creadoresdeambientes.com)

Todos saben que renovar una casa es un proceso que lleva tiempo y hasta puede ser incómodo para la familia si ésta continua viviendo en el mismo inmueble. ¿Cuántos han soñado con irse de vacaciones y al regresar encontrarse con su nuevo hogar? Ahora esto es posible y hasta ideal en muchos aspectos. Las remodelaciones llave en mano eliminan el estrés en los clientes y depositan la responsabilidad en los profesionales a cargo.

Esta modalidad trae numerosos beneficios, pues el dueño de casa sale a sus días de descanso y solo tiene que ocuparse de relajarse. Ellos reciben las llaves a su vuelta y pueden entrar directamente a disfrutar la nueva estética de la morada. Durante ese tiempo los profesionales se encargan de todo, hasta de organizar la limpieza final; el trabajo debe quedar listo para usarse.

En este tipo de tareas es importante la confianza que brindan los arquitectos, pues ellos son los que ofrecen la garantía de cómo saldrán las cosas. Hasta la seguridad está integrada, se dieron casos en los que los profesionales fueron quienes tuvieron que acudir ante llamadas de la central de alarmas, que siempre son falsas (se desatan, por lo general, por la caída de un elemento de la obra). El equipo de trabajo también desarrolla tareas de mantenimiento, darle de comer a las mascotas y abrirle la puerta al jardinero o piletero, para que nada sufra deterioro.

La experiencia es extremadamente alentadora, pues los clientes se van a su casa del country o a veranear a la costa (nacional o en países vecinos) y a su vuelta duermen directamente en sus habitaciones. Durante su ausencia es posible remodelar todo, desde los placares hasta cambiar pisos o tirar paredes, también se rediseña la iluminación, se equipa con nuevos muebles y más. Todo dependerá de las necesidades de cada persona o familia.

Para que esto sea posible primero se confecciona un proyecto que está guiado por la información que se obtiene de varias charlas previas. Antes de que la familia se vaya se eligen todas las piezas (como muebles, piezas de arte y accesorios, incluidos los revestimientos) y luego ya queda en manos de los arquitectos. Si surge alguna duda en el procedimiento, lo que se hace es contactarse mediante mail para descartar alguna posibilidad de error y se van adelantando cómo quedan los espacios mediante fotos. Así, los resultados, según palabras de los contratantes, siempre son mejores que los esperados.

En las reuniones entre clientes y profesionales, los primeros deben despejar todas las incertidumbres, por eso pueden exigir ver obras ya terminadas, preguntar por el modo de trabajo de los obreros y más. Por su parte, los expertos indagarán acerca de los gustos personales de cada integrante de la familia y sus rutinas domiciliarias. Así, se conforma un equipo entre ambas partes que potencia todo lo que se genera.