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Cómo elegir los tapizados ideales

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Por Graciela Tarrab, socia de Creadores de Ambientes (creadoresdeambientes.com)

En ocasiones nos gustaría renovar los muebles de nuestro hogar pero reconocemos que tal vez no es el momento adecuado para invertir en muebles nuevos. También suele sucedernos que deseamos recuperar alguna pieza que para nosotros tiene mucho valor pero que con el tiempo se fue deteriorando. Es entonces cuando el tapizado o retapizado se presenta como una solución muy acertada.

Ahora, antes de elegir los tejidos para la casa, hay que tener presente las características de cada ambiente, ya que las telas pueden ayudar a sacar el máximo partido a sus virtudes y disimular sus defectos. Además, es necesario poner especial atención a las propiedades de cada tejido el algodón (en loneta, chenille o chintz) es muy resistente; en cambio, la seda (en damascos, gasas o acabado rústico) es elegante pero menos fuerte. La lana es una opción cálida y duradera, mientras que el lino, muy fresco y agradable en cortinas y tapizados, es un material más delicado.

Tipos de telas más utilizados y sus características más destacadas

Elegir la tela únicamente por su color o diseño no es lo correcto. Previamente, es aconsejable informarse acerca de su composición. Cada tipo de tejido posee características distintas que son determinantes en su rendimiento y correcta aplicación.

- Brocado

Es el nombre que recibían los tejidos fabricados con hilos de metales preciosos (oro o plata), sustituidos en la actualidad por fibras sintéticas.
Características: Muy resistente. De su confección se obtienen atractivos dibujos en relieve de diferentes colores.
Usos: Tapicería y cortinas.
- Chenille
Lleva el nombra del tejido que la compone, formando una trama de hilos pequeños cortados que le otorgan aspecto aterciopelado.
Características: Puede ser de algodón, lana o lino, aunque lo habitual es la mezcla de fibras sintéticas y naturales para garantizar resistencia y pocas arrugas.
Usos: Tapicería y cubrecamas.
- Chintz
Puede ser grueso o fino, con una cara satinada con resina sintética para darle brillo, aunque éste se pierde con el lavado. Los hay de diversos materiales pero lo habitual es que estén tejidos de algodón de hilado fino. Lisos o estampados generalmente con motivos florales o de hojas.
Usos: Tapicería, cortinas y almohadones.
- Corderoy

Tejido con bastones y canaletas, de pelo cortado. Los bastones pueden ser gruesos o finos.
Usos: tapicería.
- Cretona
Aunque originalmente estaba compuesta de un lino de hilos gruesos, hoy se denomina cretona a las telas inglesas de inspiración clásicas.
Características: Son muy resistentes y variadas en diseño.
Usos: Tapicería, cubrecamas y fundas.
- Damasco
Parecido al brocado, pero más fino y menos pesado por no tener relieve. Tejido de algodón o seda, con efecto brillante o mate obtenido mediante el ligamento. Se mezclan como máximo dos colores.
Usos: Tapicería, cortinas o almohadones.

Algunos consejos para valorar las telas

* La tela base. La clave para no equivocarte a la hora de vestir un ambiente es elegir primero la tela base: es decir, la tela del mueble principal y más voluminoso (sofá, cabecero, etc.) Siempre es mejor optar por una tela lisa como base, ya que te dará más juego para combinarla con otras piezas de mobiliario o detalles de diferentes colores y estampados.
* Elegir el color. Al entrar en una habitación, la primera sensación que recibes va asociada al efecto del color predominante. Así, la combinación de telas en blanco y azul tendrá un efecto fresco, limpio y relajante; los tonos cremas y amarillos son siempre alegres y luminosos; los tostados y crudos (especialmente en tejidos como arpilleras o linos) transmiten naturalidad; los bordó, marrones y verdes, en tapicerías y cortinas, crean atmósferas más sofisticadas.
* Unificar todas las estancias. Para ganar sensación de orden y conseguir una casa más serena, los profesionales recomiendan buscar un hilo conductor que unifique las telas de toda la casa. Si optas por el color, elige una base lisa. Si prefieres repetir un estampado, opta por uno discreto y pequeño (flores, cuadros, cenefas…). Lo más sencillo, sin embargo, es elegir una textura (es decir, un tipo de tejido) y jugar con diferentes colores para personalizar cada habitación.
* Para habitaciones amplias. Para que un espacio de grandes dimensiones se vea más acogedor, las telas nos ofrecen varias soluciones: vestir las ventanas con juegos de cortinas y estores, elegir tejidos de tacto rico y aterciopelado o apostar por las tapicerías oscuras (siempre dentro de la paleta de los colores cálidos, como tostados, rojos y marrones).
* Ampliar espacios pequeños. En habitaciones escasas de metros, opta por telas lisas o con motivos pequeños. Las cortinas de texturas ligeras, como las organzas, los voiles, las batistas, la seda y el lino resultan perfectas para rescatar luz natural, y por tanto, para ampliar visualmente el espacio. Las telas lisas en tonos piedra y crudos son ideales para conseguir ambientes despejados y crear sensación de mayor amplitud.
* Ganar profundidad. El mejor truco para conseguir ambientes con profundidad es jugar con diferentes planos de color. Así, para un salón distribuido en “U”, colocar una tapicería más oscura en el sofá del fondo y tapizar con telas más claras las butacas o los sofás de los laterales, aporta más sensación de amplitud. Tapizar pequeñas piezas (butacas, pufs) con telas estampadas también ayuda a enriquecer el espacio.
* Añadir calidez. Uno de los recursos más habituales para ganar calidez es elegir tejidos suaves y amables al tacto como los chenilles y terciopelos para las tapicerías, y linos mezclados con seda, muselinas o voiles para las cortinas y visillos. El color también es fundamental a la hora de “abrigar” un espacio: un fondo crema o crudo salpicado de detalles tostados o anaranjados es una apuesta segura para crear un ambiente acogedor.
* Asegurar resistencia. En una casa con niños pequeños o con muchos miembros de familia, lo prioritario es elegir tejidos resistentes y prácticos. Es mejor no optar por materiales naturales 100%, ya que son más delicados. Las fundas de tapicería en trevira, chenille o loneta, son perfectas, ya que se pueden lavar en casa y resultan muy fuertes.
* Texturas que decoran. En espacios pequeños o con poca luz, lo mejor es que todas las telas sean lisas. Para que no queden “aburridos”, se puede combinar telas texturadas (con relieves, bordados…) y de diferentes tactos. Chenilles en dos tonos, terciopelos, sedas tornasoladas, tweeds jaspeados o linos de trama muy vista darán más carácter a una tapicería y, así, el ambiente se verá más vivo y decorado.

Secretos para un mejor aprovechamiento

Para calcular la tela necesaria, en términos generales, un sillón de dos plazas necesita entre 10 y 12 metros de tela, mientras que uno de tres plazas demandará entre 14 y 16 metros. Para una butaca se requieren 2 ó 3 metros de tela, y en el caso de una silla harán falta unos 80 centímetros si se retapiza solamente el asiento, y alrededor de 1 ó 2 metros si también se tapiza el respaldo. El cálculo se debe ajustar según el estiramiento del género elegido o si son estampados o con motivos.

La durabilidad del tapizado depende de las telas que se elijan. La clave es que sean resistentes y compactas. Deben descartarse aquellas que al tensarlas se deforman o si se produce una apertura de la trama de hilos. Existe una amplia gama de géneros prácticos, durables y fáciles de mantener, como por ejemplo los chenilles o panamás. Son tejidos con texturas fuertes y más sufridos que los lisos, como sedas o satenes, que absorben las manchas rápidamente y dejan aureolas visibles.

Muchas telas ya salen de fábrica con algunos tratamientos químicos que facilitan su limpieza y aumentan su resistencia. Los tratamientos más frecuentes son contra el fuego, las manchas y las arrugas. Estos tratamientos pueden aplicarse sobre cualquier tipo de tela. Son ideales para las casas donde hay chicos.

Una buena idea es reforzar las áreas de más roce de un sillón con protecciones de la misma tela. Esto se logra, fundamentalmente, con fundas para apoyabrazos que protegen la zona y permiten su limpieza cotidiana.

Es bueno saber que el grosor de una tela no garantiza su calidad y resistencia. Para ello siempre es recomendable el asesoramiento de un experto ya que la composición de los géneros y el tipo de tejido es lo que define su duración a lo largo del tiempo y las condiciones de cuidado y mantenimiento.

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