Por Horacio Tarrab, Socio de Creadores de Ambientes (creadoresdeambientes.com).

Un mueble diseñado a medida implica mucho más que poder lucir en un ambiente el diseño deseado. Estas piezas encierran numerosas ventajas que involucran lo estético, la ganancia de espacios y también la comodidad para trasladarlo.
Cuando el diseño se adapta al espacio, esto es muy bueno pues el mobiliario y la habitación ganan en eficiencia, incluso es posible planificar la circulación que se le quiere dar al cuarto. Además, obviamente, brinda mayores posibilidades de reflejar la personalidad de su dueño.
La gran duda que se presenta a la hora de elegir esta modalidad es su costo. Sin embargo, esto es más mito que realidad. El precio excesivo no es algo que ocurra en el mercado local. Sí son más caros que los muebles estándares, pero no a niveles inalcanzables. Esto sí ocurre en países como los Estados Unidos, donde poseer un diseño de autor es considerado un lujo. En la Argentina, los diseñadores hasta proveen facilidades de pago y aseguran una relación cercana con sus clientes.
Las piezas a medida son trabajadas especialmente, no solo en las medidas, sino también en la elección del modelo, de los materiales, de las combinaciones y hasta del rol que el mueble jugará dentro del espacio. Incluso, los detalles pueden ser planificados y así cobrarán mayor importancia.
En todo el proceso de concepción y fabricación de los muebles, el trabajo del diseñador es clave, aunque éste muchas veces no sea tenido en cuenta (basta mencionar que no se cobra, el precio se fija solo calculando los materiales y la confección). Sin embargo, las charlas previas con el profesional son fundamentales para que el resultado final sea el añorado.
¿Qué se logra en las reuniones con el creativo? Por ejemplo, el especialista seguramente calculará que la pieza pueda entrar sin problemas en el ascensor o que pase por la puerta sin la necesidad de hacer maniobras complicadas. Luego, yendo a lo decorativo, podrán elegir si quieren que la obra contraste o se amalgame al resto del mobiliario, entre otras cosas. Entre los datos que se le deben dar al profesional figuran el lugar que le otorgarán al mueble, qué uso pretenden darle, cómo es la casa, qué tipo de gustos tienen sus habitantes y más.
Además, en cada una de las etapas el consumidor puede estar presente, viendo los primeros bocetos, el render con la pieza aplicada en el espacio proyectado y así ir decidiendo cambios o aprobando.
Por todo esto, un mueble a medida no implica un mayor costo, sino más beneficios.