El proyecto es una creación de la australiano-alemana Claudia Moffat, una apasionada de los viajes que durante un viaje de nueve meses junto a su hijo de cuatro años, tuvo la grandiosa idea de transformar una caravana en una casa flotante.

El ser ingeniera mecánica de profesión le permite mirar con otros ojos cosas cotidianas de la vida, y gracias a esto observó como la mayoría de las casas flotantes son pequeñas, pesadas y dependen de un remolque, así que imaginó un casa que pudiera transformarse, una idea que no fue sencilla y requirió siete años de arduo trabajo.

El resultado es una casa de 8,4 metros de longitud mientras está en el agua y de 9 metros si añadimos el remolque, de ancho mide de 2,4 a 3,6 metros, y posee un sistema deslizable que permite ya sea flotar en el agua, colocar en tierra o ser remolcada.

Posee todo lo necesario para vivir sin ningún problema, como dos sofás plegables, cocina con nevera, cuarto para despensa, baño con ducha y cabina de mando. Este diseño está pensado para que vivan cuatro adultos, pero se puede modificar para añadir dos literas en lugar de los sofás, con lo que se amplía la capacidad para dos niños más.

Cuenta con paneles solares en el techo conectados a un sistema de baterías de 360 Ah, un sistema de agua de 450 litros y un tanque para de 150 litros para aguas grises, además de un depósito de combustible de 60 litros.

La casa ha sido fabricada en aluminio pero posee un recubrimiento de un material compuesto de polipropileno MonoPan, para dar durabilidad en las diversas condiciones ya sea en agua o en tierra. Mientras está en el agua, la casa puede ser impulsada por un motor de bote de 60 caballos de fuerza, que alcanza velocidades de hasta 28 km/h.