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Un techo para mi provincia

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Entre 2003 y 2007 se construyeron en Neuquén 3.985 casas con fondos de Nación, lo que ubicó a la provincia en el segundo lugar del ranking de las que menos viviendas completaron.
La provincia quedó atrás en la construcción de viviendas a partir de los diversos planes federales. Según una estadística del Ministerio de Planificación de la Nación, entre 2003 y 2010 sólo se terminaron unas 3.985 unidades, lo que convierte a Neuquén en el segundo distrito con menos casas levantadas durante la era K.
Neuquén quedó además séptima en el ranking de viviendas a iniciar, con 1.742 unidades ya asignadas, mientras que otras 2.311 son las que en estos días se encuentran en ejecución.
Si bien no existen datos certeros sobre el déficit habitacional –habrá que esperar los resultados del Censo 2010-, diversos estudios calculan que en la provincia faltan entre 21 y 25 mil viviendas nuevas.
Frente a este panorama, la lenta obra pública, la existencia de un crédito hipotecario caro y el divorcio entre los precios de las propiedades y el salario medio se convierten en una barrera difícil de esquivar.

Largar en cola

En el ranking de los planes federales, Neuquén partió con desventaja: los cuatro años de la última gestión de Jorge Sobisch dejaron a la región afuera de las políticas nacionales. Buena parte de las viviendas construidas en los últimos siete años se iniciaron con la gestión de Jorge Sapag, que concibió una relación de cooperación con el gobierno nacional.
Aun así, existen problemas para la ejecución de los fondos, que a menudo se pierden en la burocracia estatal. “El gobernador va y acepta los planes y hace todo lo que tiene que hacer para acceder a los mismos. El problema está en los mandos medios, que no tienen la gimnasia de adaptarse a los requisitos de Nación para ejecutar esos planes”, aseguró un referente local del kirchnerismo, muy cercano a los temas de gestión.

A cuentagotas

Del otro lado del mostrador, también levantan las espadas. En reiteradas oportunidades, desde el Ministerio de Hacienda se argumentó que el gobierno nacional no giraba los fondos prometidos, o bien lo hacía a cuentagotas.
Sostienen que es el propio gobierno provincial el que debe afrontar con recursos propios la finalización de las obras que, entre idas y venidas, se extienden en el tiempo. La ministra de Hacienda, Esther Ruiz, explicó en octubre del año pasado que en 2010 se ejecutó el 70% de los fondos previstos para viviendas en el presupuesto nacional. Además, existen programas íntegramente financiados por el gobierno provincial, como los de viviendas rurales o aborígenes, que no están contemplados en los números de los programas nacionales.

El mismo argumento sobre los fondos que no llegan suele esgrimirse desde los municipios que también son actores clave en este tema. Así lo aseguró esta semana, por ejemplo, el secretario de Infraestructura de la Municipalidad neuquina, Marcelo Gamarra, quien prometió que este año estarán finalizadas unas 500 casas cuyos fondos canalizó el gobierno comunal.

Mar de fondos

Los números del Ministerio de Planificación de la Nación aseguran que durante la era K se construyeron en el país 310.865 viviendas, unas 106 por día. La mayor parte de ellas fueron directo a los distritos con mayores necesidades y en cantidad proporcional a su población. Buenos Aires terminó 58.131, Córdoba 13.437, Santa Fe 17.824, Misiones 18.621 y Mendoza 17.878.
En la estadística están contempladas todas las unidades construidas a partir de la telaraña de programas nacionales, cada uno con sus particularidades. En este caso, se consideraron todos aquellos que están bajo la órbita de la Subsecretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda.

“El crédito hipotecario no existe”

El Estado no da abasto con la demanda habitacional de los sectores bajos, pero tampoco el mercado ofrece alternativas para la clase media. El presidente del Colegio de Martilleros de la provincia de Neuquén, Guillermo Reybet, aseguró que sólo el 6% de las compras de viviendas se realiza a través de créditos hipotecarios.
“Los préstamos prácticamente no existen. Hay cero financiaciones. Las tasas son muy altas y los requisitos muy exigentes”, afirmó.
Para Reybet, el nudo del problema es la creciente brecha entre el valor de las propiedades y los ingresos. “Una casa chica en zona urbana puede valer 100 mil dólares. Un asalariado que cobre 4.000 pesos mensuales, un sueldo razonable, tiene que invertir 100 sueldos completos para comprar su vivienda”, graficó el empresario.
En cuanto a los terrenos, explicó que las ventas en la capital se frenaron durante 2010 por los altos valores. “Son muy caros, y a eso hay que sumarle la construcción”, afirmó Reybet, al tiempo que destacó el crecimiento de las localidades cercanas a la capital, un refugio para los neuquinos que no pueden comprar un lote en la capital.

Fuente: La Mañana de Neuquén, 02/02

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