Hoy en día para acceder a una vivienda monoambiente en la ciudad de Buenos Aires, de ubicación y calidad discreta hacen falta por lo menos  60 sueldos de $3.000. Hace diez años hacían falta menos de la mitad.

La razón: Tras la devaluación los sueldos subieron por la escalera y los precios por el ascensor.

Y además no hay crédito accesible. Los bancos que mejores créditos ofrecen son el Hipotecario y el Ciudad, pero aún así, sus préstamos tienen un costo financiero total anual de casi el 20% anual y fuertes requisitos de admisión.

Una familia tipo que quiera vivir en un inmueble de tres ambientes, deberá tener ingresos de alrededor de $12.000 al mes, y una buena cantidad de efectivo ahorrado en dólares para comprar la vivienda con un crédito hipotecario. Pero el crédito no está.

El stock de créditos para la vivienda se redujo en los últimos doce meses, al colmo que las cancelaciones superaron a los otorgamientos.  De acuerdo a los montos prestados durante 2009, resulta que son menos de la cuarta parte de los que se habían entregado hace dos años atrás.

Uno de los problemas es que se distanció la relación entre los ingresos de los potenciales compradores y el precio de las viviendas: en la actualidad se requieren casi el doble de salarios que en la segunda mitad de la década pasada y principios de la actual para adquirir un departamento usado en la Capital Federal. En este contexto, y considerando que todo el crédito al sector privado ha sido afectado en el último año, resulta evidente que sin la aplicación de políticas específicas quedará seriamente restringido el acceso de una parte de la población a la vivienda propia.

El financiamiento de la vivienda a través del otorgamiento de créditos con garantía hipotecaria había comenzado a reactivarse en los últimos años. Desde mediados de 2006 hasta similar período del año pasado se había duplicado el magro stock existente, con una tendencia creciente en el ritmo de expansión hasta totalizar una suba cercana a $ 2.800 millones anual al promediar la primera mitad de 2008. La realidad actual es contrastante. En los últimos doce meses (medidos a septiembre pasado), el stock de créditos para la vivienda declinó nominalmente. En la actualidad, el crédito para la vivienda equivale a un cuarto de los metros financiados en 1995 y, peor aún, a un poco más de la octava parte de lo alcanzado a principios de la década actual.

Por otro lado se mantiene la caída anual del salario real en términos del valor del M2: durante septiembre de 2009, el salario real promedio en términos del precio de un M2 de vivienda nueva presentó una caída anual de 11,7%. Asimismo, al comparar con los niveles de septiembre de 2007, se observa que el salario nominal medido en dólares cayó un 6,5% anual, mientras que el valor del M2 –promedio de departamentos nuevos en zona norte de la Ciudad de Buenos Aires- creció un 5,9% en la misma moneda.

Guillermo LoCane es Contador Público, egresado de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Tributarista, consultor, ha sido asesor en el Senado y actualmente lo es en la Cámara de Diputados de la Nación. Integra el Consejo Académico de la Especialización en Impuestos de la Escuela de Economía y Negocios Internacionales de la Universidad de Belgrano, y es miembro de la Comisión de Estudios sobre Finanzas Públicas del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires.

Fuente: Perfil, 4/12