El fortalecimiento del real estate de Montevideo, según los especialistas, va de la mano con su crecimiento empresarial e industrial. En la urbe, se destacan muchos proyectos con perfil joven y ejecutivo, expresados a través de unidades con un look moderno, desarrollados en zonas que, al momento, se pueden considerar de vanguardia, según explica Matías Albanell Meikle, de Meikle Negocios inmobiliarios.

Es sabido que el sostenido crecimiento del real estate en Uruguay no es caprichoso: el país y la ciudad, puntualmente, se destacan por ser una plaza estable y segura a la hora de invertir en bienes raíces. Lo importante es que eso no es una moda, sino el producto de una consecuente política de consolidación y garantías, en un país que ha demostrado entender las reglas de juego del primer mundo y que ha sabido aplicarlas, factores que han contribuido con una imagen de seriedad, que genera un ámbito propicio para las inversiones, indica el ejecutivo.

El crecimiento del mercado inmobiliario se refleja, claramente, en el precio de las tierras y de los inmuebles. De hecho, datos de Cronista.com indican que los barrios con mayor demanda mostraron un crecimiento sostenido en sus precios de hasta 65% en los últimos cinco años.

En este contexto, las inversiones extranjeras son un motor de relevancia. El argentino siempre ha sido un actor importante en el mercado inmobiliario uruguayo, ya sea en la capital como en zonas de importante desarrollo, como lo son Colonia y Punta del Este, explica Albanell Meikle. Pero, al mismo tiempo, finlandeses, suecos, alemanes, españoles e ingleses se destacan frente a la siempre presente colectividad argentina, que confía en la estabilidad y reglas de juego claras, agrega.

El perfil de cliente se conforma fundamentalmente por inversores, aunque los consumidores finales se incrementan conforme pasan los años. Para los primeros, según el citado diario los desarrolladores ya garantizan un 6% de rentabilidad para aquellos inversores que destinen el inmueble a alquiler. Al respecto, Albanell Meikle explica que en los últimos años, el inversor ha jugado un papel más importante, respondiendo naturalmente a una fuerte demanda por la adquisición de propiedades en las zonas más valorizadas.

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