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La ciudad del Centenario

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Planes y propuestas para Buenos Aires

por Arq. Guillermo Tella, www.guillermotella.com

Con notable discontinuidad, la ciudad de Buenos Aires ha sido objeto de una importante cantidad de planes de “transformación edilicia” y propuestas de intervención urbana en el período que va entre 1880 y 1910. Las principales ideas y planes urbanos para Buenos Aires apelaron en conjunto a oxigenar la trama y a abrir el damero cuadricular, tildado como aburrido, monótono y sin sorpresas.

A partir de los modelos de referencia, se observan entonces en términos generales iniciativas diversas de acciones modernizadoras, planes de transformación, planteos de reforma y embellecimiento, intervenciones sobre el área central e iniciativas de apertura de avenidas diagonales y paralelas.

Los planes de transformación edilicia

Recién en 1887 se planteó la necesidad de concebir un plan de conjunto de mejoras y transformaciones, a imagen y semejanza de los planes de embellecimiento y extensión europeos. En su carácter de Intendente Municipal, el Dr. Antonio F. Crespo propuso la construcción de una nueva red de grandes arterias que cortaran diagonalmente el damero (con 36 kilómetros de longitud) y plazas (con una superficie total de 263 mil metros cuadrados), a ejecutarse en un plazo de diez años.

El 21 de noviembre de 1898 fue aprobado el Trazado General del Municipio elaborado por la Comisión de Obras Públicas a cargo de Carlos M. Morales. Esta iniciativa partía de los antecedentes de los proyectos para la Ciudad de La Plata (1882), la apertura de la Avenida de Mayo (1884) y las experiencias de ensanche y prolongación efectuadas por la Municipalidad. Y su objetivo aspiraba a “cerrar” a la Capital Federal mediante una “Avenida Periférica” y articularla con una red vial.

Los planes de reforma y embellecimiento

Apenas iniciado el siglo XX, en 1906 Enrique Charnourdie propuso el Esbozo de un Plan Completo de Transformación Edilicia de la Ciudad de Buenos Aires. Por ende, la propuesta concreta consistió en la superposición de un sistema de diagonales sobre el tejido de la ciudad hasta la zona de Almagro, generando una malla romboidal sobre el viejo damero “sin apartarse de los grandes lineamientos del actual trazado de la ciudad”. Propone 9 avenidas principales y otras tantas más allá de Plaza Miserere “que se irían abriendo paulatinamente”.

Mientras tanto, el nuevo Intendente Municipal Carlos T. de Alvear contrataba en 1907 al arquitecto y urbanista francés Joseph Antonie Bouvard (1840/1920) para formular un proyecto de “transformación edilicia”. Bouvard había actuado en París como Director de Parques y Jardines y luego como Director del Servicio de Arquitectura (en reemplazo de Alphand), y se le debe por ejemplo el diseño de los jardines del Campo de Marte.

Bouvard completó dos años más tarde su propuesta definitiva, que consistía en un sistema de 32 avenidas “diagonales” (oblicuas) sobre el centro de la ciudad que se superponía al trazado cuadricular, urbanizó la Quinta de Hale, proyectó la futura Plaza del Congreso, definió el trazado para la Exposición del Centenario y realizó el proyecto de un hospital con 2000 camas.

La apertura de avenidas diagonales tendía a descomprimir el área central, generando situaciones espaciales irregulares, que elevarían el valor de los terrenos y romperían la monotonía de las calles “excesivamente rectas y aburridas”, al tiempo en que –con orientación favorable– otorgarían condiciones más agradables e higiénicas, “contribuyendo al saneamiento general del municipio”.

La necesidad de modificar el esquema tradicional condujo a la introducción de vías convergentes y concéntricas diagonales, vinculando plazas, parques, encrucijadas y edificios públicos, que implicó: el ensanche y/o apertura de plazas, el ensanche y/o apertura de parques y el ensanche y/o apertura de calles. Finalmente, el plan fue concebido como una guía para la gestión municipal, determinando “reglas generales que deberán seguir las autoridades, de acuerdo con las circunstancias y los recursos disponibles.”

Avanzando un poco más entre el copioso caudal de planes y de proyectos para Buenos Aires diseminado entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX –lo que echa por tierra cierta idea recurrente que hoy subyace respecto de la inexistencia de un acervo disciplinario de envergadura–, en 1925 se aprobó el “Proyecto Orgánico para la Urbanización del Municipio: El Plano Regulador y de Reforma de la Capital Federal”, que fuera elaborado por la Comisión de Estética Edilicia.

Constituye el primer documento concebido en el país según los criterios de lo que consideraban sus contemporáneos una nueva ciencia: el “urbanismo”. Y planteaba la necesidad de considerar los “partidos fronterizos” como parte de la aglomeración. La mayor parte de sus proyectos se localizaron en el área central, con tres ejes fundamentales: la recuperación del río, la cualificación del centro y el equipamiento suburbano. Los autores del Plan conocían los términos del debate urbanístico internacional y en función de ello efectuaron una articulación entre las diferentes corrientes.

La apertura de avenidas paralelas

Los años que transitan en torno al cambio de siglo están atravesados por intensas discusiones sobre la necesidad de apertura de grandes avenidas. El 6 de agosto de 1889, por ejemplo, el H. Concejo Deliberante aprobó un proyecto del Concejal Juan A. Buschiazzo de la siguiente manera:

“El Departamento Ejecutivo recabará del H. Congreso la autorización necesaria para expropiar los terrenos de propiedad particular afectados por la apertura de una avenida de 30 metros de ancho que partiendo de la calle Pavón, termine en la de Pueyrredón (actual Posadas), entre las calles Cerrito, Lima, Artes (actual Carlos Pellegrini) y Cambaceres (actual Bernardo de Irigoyen)”.

El 27 de septiembre de 1895 el H. Concejo Deliberante retomó el proyecto, en donde se sostenía su conveniencia porque: “Su ubicación en el centro de las manzanas de Artes, Cerrito, Buen Orden y Lima resulta equidistante de los boulevards de los Paseos de Julio y Colón con respecto a los de Entre Ríos y Callao (…) Su extremo sur termina en la gran Plaza de Constitución y en su extremo norte se une con la de Alvear (…) Cortando estas manzanas no se lleva por delante ningún monumento público (…) El trazado por el centro de las manzanas constituye un verdadero sistema de higienización urbana, demoliendo los edificios en su parte más ruinosa”.

En medio de este debate sobre avenidas paralelas, en 1890, junto con la asignación de un empréstito interno y externo, el H. Congreso de la Nación aprobó la apertura de una avenida de 30 metros de ancho que, partiendo de la calle Pavón, terminara en el Paseo de Julio, entre las calles Cerrito-Lima y Artes-Buen Orden.

Cuatro años después, “el H. Concejo Deliberante dictó la apertura de una de avenida en dirección norte/sur, de 28 cuadras por 35 metros de ancho, en el centro de las manzanas comprendidas por las calles Artes, Cerrito, Buen Orden y Lima, desde Av. Alvear y calle Arroyo hasta Constitución”, y con ello abrió paso a otras de las importantes fuentes de conflicto entre Municipalidad y vecinos.

En 1895 fue aprobado el proyecto definitivo que formuló el Departamento de Obras Públicas, con las modificaciones introducidas por el Concejal Juan A. Buschiazzo. Asimismo, patrocinado por la Comisión de Catastro, el H. Concejo Deliberante aprobó el 21 de noviembre de 1898 la apertura de avenidas diagonales que arrancarían de los 4 ángulos del futuro Palacio del Congreso. Luego de diez años, el Intendente Rosetti intentó revivir el proyecto.

Una ciudad madura, elegante y refinada

El incremento en la cantidad de “casas y locales de negocios, condensados en el mismo centro de la ciudad, capaz de mejorar las condiciones de salubridad y de suprimir totalmente los conventillos”, así como el crecimiento de la edificación urbana dentro del perímetro servido por obras sanitarias, fue el argumento utilizado por Dr. Hilarión Larguía para la presentación en 1903 de un Proyecto de Concesión de Avenidas Diagonales para la Ciudad de Buenos Aires al H. Congreso de la Nación.

Tras la expropiación de 39 manzanas, propuso la apertura de cuatro avenidas diagonales que partirían del edificio del Congreso en línea recta hacia: Parque Lezama, Plaza San Martín, Centro América (actual Av. Pueyrredón) esq. Tucumán y Jujuy esq. Estados Unidos. “La historia de las grandes obras públicas emprendidas en París en tiempos de Napoleón III por el barón Haussmann confirman estos augurios”.

La Comisión de Obras Públicas de la H. Cámara de Diputados aprobó entonces el proyecto de expropiación de los terrenos que rodeaban al Palacio del Congreso, cuya forma octogonal permitía el ensanche de las calles que lo rodeaban y la formación de una plaza. El Arq. Víctor J. Jaeschke opinaba:

“Respecto al trazado de avenidas diagonales, que partiendo de las plazas Retiro y Lezama convergerían en la Plaza Congreso (para terminar una en Av. Chiclana y otra en Santa Fe y Anchorena), como las proyectó una empresa privada extranjera (que aspira sólo a halagar a los congresales y a conservar la simetría del plano de la ciudad), debe desecharse porque: la confluencia de 4 diagonales más la Av. de Mayo sobre el Palacio del Congreso, en donde ya llegan 5 calles (Rivadavia, Victoria E y O, Riobamba y Pozos) constituiría un peligro en días de revuelta (pudiendo colocar 5 cañones sobre él), concentrarían tránsito y ruido excesivos, y no desviarían ni descentralizarían el tránsito del centro ya que éstas distan bastante”.

Se observa entonces la intensidad de las discusiones y la agenda de problemas a dar respuesta. Amplia, profusa, entreverada. Desde esa lógica, la normativa urbanística intentará acompañar los procesos de recomposición del tejido mediante nuevas herramientas de regulación.

Fueron años en los que se incorporaron en la ciudad tecnologías y estéticas tan sofisticadas como ajenas, que lograron amalgamarse a la vieja estructura urbana. En ese marco, existió una crucial dicotomía entre forma y función, entre necesidades y respuestas, entre ofertas y demandas, entre modernidad y progreso para exacerbar los componentes de una ciudad madura, refinada y elegante.

+ info: http://www.guillermotella.com/articulos/abriendo-aquel-damero-propuestas-para-una-ciudad/

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