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Batalla del Pilar: el barrio que levantó el personal de Agua y Energía

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En un sector muy particular de Godoy Cruz, pegado al Cementerio Municipal y no muy lejos de la plaza central y del Puente Olive, accedemos al barrio Batalla del Pilar, un conglomerado urbano muy progresista, con casas bien construidas, muchas de ellas ampliadas y reformadas por sus moradores.

Lo describimos como un lugar especial, a la mano de todo, con vías de comunicación rápidas, vecino del Acceso Sur y de la Costanera. Las unidades habitacionales se estiman en alrededor de 300 y si hacemos un promedio de cinco seres en cada hogar, estamos hablando de unos 1.500 pobladores, censo a ojo de buen cubero mediante.

Tuvo distintas etapas de construcción y en la recorrida encontramos a vecinos que recibieron sus hogares al promediar la década del ’50 y a otros que lo hicieron en los ’60 y no faltan los que se fueron a vivir por allí a principios de los ’70.

En la visita a la barriada, algunos moradores mostraron fotos de los primeros años: la fisonomía era totalmente distinta. Un detalle que llama la atención es que por entonces los domicilios no tenían las rejas de la actualidad y el acceso a ellos era totalmente libre. Otros tiempos, naturalmente.

José Alejo Calderón, ex concejal del Partido Vecinalista Tomás Godoy Cruz, recordó que el barrio se inició en 1954, en las primeras manzanas que rodeaban Alsina, Cervantes, el carril Progreso y Ricardo Rojas. Allí se establecieron los fundadores del conglomerado, la mayoría empleados de Agua y Energía, aunque en las siguientes etapas se fueron incorporando asalariados de YPF, mercantiles, Gas del Estado, municipales y de otros gremios.

La construcción de las casas la inició el Sindicato de Agua y Energía, y después tomó la posta un grupo de empleados de la ex empresa estatal, que formó la Cooperativa de Vivienda para Empleados de Agua y Energía, que a la fecha y con la presidencia de José Bertagno, ya ha entregado alrededor de 19 o 20 barrios, un verdadero ejemplo en el rubro de hacer y entregar techos para las familias, actividad donde a veces los adjudicatarios has sido estafados.

De aquella época se recuerda con cariño al entonces presidente de la entidad, Julio Valverde. Un hombre de esos tiempos es Juan Antonio Barquero, hoy de 77 años, quien vive en el Batalla desde sus mocedades, después de haber llegado de su Madrid natal. Recordó a hombres muy valiosos como Eudosio Vega, Carlos Resa (ya fallecido), director técnico de la cooperativa, y al ingeniero Emilio Venturini, ex vecino.

El barrio no fue entregado con asfalto y con el correr de los años se pavimentó totalmente la barriada, completando 54 cuadras, y se le incorporaron otros servicios, como el gas y la luz pública. La arteria Juan XXIII, la principal, junto Álvarez Thomas, se hizo de hormigón.
Caminando por las calles, en compañía de un habitante de una época más reciente, Jorge Bevaqua (50), apreciamos el orden y las casas bien terminadas.

Luis Ortubia (76), ex ypefiano; Adolfo Sánchez (79), jubilado del comercio, y Argentina Elizondo (68), cuentan sus experiencias y el avance del sector. Argentina vivía en Las Heras y trabajaba en el ex frigorífico Libertad. Cuando terminaba la jornada laboral, iba a ver cómo “crecía” su casa porque ya sabía que le habían asignado el lote de la esquina sureste de Armada Argentina y Ricardo Rojas.

En la cuadra de Ramos Mejía, Teresa Domínguez, pese a que es una persona de mediana edad, tiene recuerdos del feo mazazo que significó para el barrio y otros del departamento y la ciudad capital, el terrible aluvión del 4 de enero de 1970, con la rotura del dique Frías y el desborde del canal Cacique Guaymallén, que corre en paralelo con el carril Cervantes.

¿La inseguridad? Fue un tema preocupante a principios de la década, especialmente en 2001. En tal sentido se evoca que el 1 de junio de ese año, unos 300 vecinos salieron a la calle, muchos con los rostros cubiertos y todos portando velas en señal de protesta. Una seguidilla de robos y asaltos exasperó el ánimo de los pacíficos habitantes.

Nuestro guía barrial, el comerciante Jorge Bevacqua, nos habló también de otras realidades, y citó el orgullo de la zona por los dos grandes establecimientos educativos del lugar: el colegio técnico Ingeniero Álvarez Condarco y la escuela primaria Batalla del Pilar.

Fuente: Los Andes de Mendoza, 5/01

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