La clave en estos lentes está en sus componentes electrónicos, los cuales ofrecen la posibilidad de tener medidores de distancia infrarrojos que permiten centrarse de forma automática en lo que se está mirando, y así poder enfocar los objetos.

La compañía creó una solución de auto-enfoque a través de una lente transparente de cristal liquido, a la que los científicos universitarios añadieron glicerina para hacerla auto-ajustable. La parte electrónica se encuentra en el marco, que en este prototipo no es nada estético ya que el objetivo era únicamente probar el sistema.

Dentro del armazón se encuentra un medidor de distancia infrarrojo, el cual es alimentado por una batería. Cuando miramos algo, el medidor calcula la distancia y envía una señal a un actuador mecánico en la membrana trasera, lo que hace que cambie el enfoque de un objeto a otro de forma clara y en sólo 14 milisegundos según sus creadores.

Sin importar que nuestra vista cambie podremos mantener las mismas gafas para siempre. Sus creadores presentaron este prototipo en el pasado CES 2017, donde adelantaron que creen que podrían tener un producto comercial en tres años, el siguiente paso es avanzar a una segunda etapa donde se buscará que el armazón sea más pequeño y ligero.