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Parque ecológico en una favela de Río de Janeiro

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Se trata de un parque que recientemente ganó uno de los premios de urbanismo más prestigiosos del mundo.

Mauro Quintanilha limpió durante una década un basural en su favela de Rio de Janeiro con la idea de convertirlo en un “parque ecológico”. Acaba de ganar uno de los premios de urbanismo más prestigiosos del mundo. En 2005, “al principio, pensaban que estaba loco, la gente se burlaba de mí. Eran 16 toneladas de basuras acumuladas desde hace 25 años por los habitantes en las alturas de Vidigal”, cuenta Quintanilha,.

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Ahora, la favela y sus 25.000 habitantes gozan de una vista que corta el aliento, desde lo alto de un peñasco sobre el mar y los barrios más ricos de la ciudad.

La favela hasta hace poco Vidigal no contaba con servicios públicos y por lo tanto, durante décadas, no hubo recolección de basura. La montaña de desechos caía en cascada por la ladera del cerro hasta la elegante avenida Niemeyer, la ruta que bordea el océano Atlántico. Quintanilha vivía cerca del basural lleno de colchones, refrigeradores, neumáticos y hasta cadáveres de perros, el olor a putrefacción era insoportable y es así como decidió a actuar.

El parque ecológico Sitiê u “oasis verde”, como lo han bautizado sus creadores, es hoy un refugio en la frenética vida de la comunidad, donde se puede contemplar pájaros, mariposas y pequeños monos, caminar o correr. Incluye una huerta que ya ha producido 700 kilos de verduras, plantas aromáticas y frutas distribuidas a los habitantes.

La transformación alcanzó no solo al lugar sino a los habitantes. Gracias a las plantas donadas por el Jardín Botánico de Rio, el percusionista diseñó el paisaje “de manera intuitiva”. Todo lo que era recuperable o reciclable del basural fue utilizado. Asientos de váter coloridos y de diferentes formas sirven de grandes maceteros para las plantas ornamentales. A partir de ruedas de bicicletas, construyó mesas. Las botellas de plástico sirvieron para fabricar somieres y butacas vendidos a bajo precio. Se llega al oasis verde subiendo una estrecha escalera realizada con viejos neumáticos llenos de escombros desde la calle principal de Vidigal, por donde serpentean decenas de mototaxis.

Se convirtió en un mirador desde donde se disfruta una hermosa vista sobre las famosas playas de Ipanema y Leblon.

El parque y el proyecto del Instituto Sitiê recibieron a fines de abril el premio SEED Award 2015 en Detroit, Estados Unidos, uno de los más prestigiosos del mundo en arquitectura, urbanismo y design, en presencia de Quintanilha y de Cristo.

Ya hay quienes quieren emularlos en el extranjero. “Acabamos de enterarnos que iremos a Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, para hacer el diseño conceptual de un parque urbano”.

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