La energía limpia está creciendo, mientras que la producción de electricidad está disminuyendo: en 2018, el nivel más bajo jamás alcanzado desde 1994. Las energías renovables británicas suministran el 33% del mix eléctrico.

En el año 2018 las renovables británicas han demostrado su capacidad para batir récord diarios y asegurar una parte sustancial de la combinación nacional.

En una nota de prensa públicada, los analistas de Carbon Brief muestran cómo, el año pasado, las fuentes renovables como la biomasa, la energía hidroeléctrica, la fotovoltaica y la eólica han proporcionado el 33% de la electricidad, en comparación con el 29% en 2017. Este es un récord para la producción verde británica, que en 2009 sólo representó el 6,7% del mix energético.

Los nuevos parques eólicos marinos y terrestres conectados a la red nacional, especialmente los escoceses, han sumado fuerzas. También ha contribuido de manera importante el sector de la biomasa, que en más de un caso ha sustituido al carbón como fuente de energía en grandes centrales termoeléctricas (como es el caso, por ejemplo, de la central eléctrica de Drax en North Yorkshire).

Como también confirman los datos de la Red Nacional, el crecimiento de las energías renovables británicas a expensas del carbón -una reducción del 25%- ha dado al Reino Unido no sólo un pico histórico de producción de electricidad sostenible, sino que ha disminuido en un 6,8% el uso de carbón en el sector energético.

Todo esto en un contexto de altos precios del gas y una contribución nuclear cada vez más débil (-8%) debido a la antigüedad de las centrales.

Analizando los datos en detalle, descubrimos que en 2018 la energía eólica representaba el 17,4% (58 TWh) de la producción eléctrica del Reino Unido, la fotovoltaica el 3,8% (13TWh), mientras que la biomasa se sitúa en el 10,7% (36TWh). A modo de comparación, la energía nuclear supera ligeramente el 19% y el gas el 39,4%.

Al mismo tiempo, el año 2018 se caracterizó por una fuerte reducción de la producción de electricidad per cápita, en respuesta a una menor demanda, lo que permitió al Reino Unido ahorrar hasta 103 TWh.