Por Fabio Márquez, docente de Integral Instituto de Diseño *  www.integral.edu.ar

Hoy desde el diseño del paisaje podemos reivindicar la sensualidad, el erotismo y el romanticismo en nuestros espacios verdes. La idea es proyectar jardines que promuevan y estimulen los sentidos, tomando como principal referencia los jardines hispano-musulmanes del Medioevo europeo.

Aromas de perfumes de flores, texturas que agradan al tacto , sabores de frutos exquisitos, colores que estimulan la vista, sonidos de agua en movimiento o de la brisa acariciando las hojas, elementos todos que nos relajan y ayudan a generar ambientes especiales para el disfrute.
Cómo armar entonces nuestro propio espacio de seducción? Hablemos entonces de los que podemos denominar “jardines afrodisíacos”, por su vínculo con la diosa griega Afrodita, la deidad que representaba el amor en la antigüedad clásica (Venus para los romanos) .

A modo de referencia, en una lista incompleta, podemos nombrar los perfumes de jazmines, lavandas, clematis, azareros, dama de noche o madreselvas. Los cítricos como los limoneros, naranjos o mandarinos nos proporcionan ademas frutos comestibles, a los que podemos sumar higueras, ciruelos, durazneros, cerezos, moras y frambuesas.

No olvidemos las denominadas arómaticas que nos aportan otros aromas, como el orégano, tomillo, menta o melisa. A las texturas variadas de las plantas perfumadas y de los frutos comestibles,  podemos sumar diversidad con la amplia variedad de especies que se consiguen en viveros, con flores vistosas o follajes de colores cambiantes según las estaciones del año para completar la escena.

Estamos hablando de dar batalla desde el paisaje íntimo, de jardines estimulantes para el mejor encuentro romántico. No planteamos copiar a los jardines hispanomusulmanes literalmente, sino sugerimos inspirarnos libremente en ellos para desarrollar jardines contemporáneos donde se despliegue nuestra creatividad.

A esta línea de acción profesional, aún no muy explorada en nuestro país, puede sumársele valor con el aporte de la iluminación adecuada para el jardín nocturno y que contribuirá, sin dudas, a completar el clima deseado.