El maravilloso mundo de los wearables en Barcelona 

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BARCELONA (dpa) – El smartwatch en la muñeca, sensores en los zapatos y las gafas inteligentes sobre la nariz proporcionando informaciones sobre el entorno son escenarios posibles desde hace tiempo, pero hasta el momento el consumidor ha comprado pocos de estos dispositivos llamados “wearables” porque se llevan puestos.
El único objeto que sí se ha ido imponiendo de forma masiva son las pulseras de fitness, que se llevan la parte del león de las ventas en el sector.
Este tipo de monitores inalámbricos de la actividad física están presentes este año en la feria de electrónica Mobile World Congress de Barcelona de la mano del fabricante canadiense Mio, con su modelo Fuse y el más pequeño Slice.
Ambos prometen mediciones tan exactas como si se tratara de un electrocardiograma y también mostrar con claridad cuán exigente es una actividad para el usuario. Ashley White, de Mio, afirma que las mediciones son personalizadas y reunidas en una app que propone entrenamientos específicos.
Este año, en cambio, no hay mucho revuelo en torno a los relojes inteligentes (smartwatches), aunque tampoco han desaparecido. En el stand del fabricante suizo MyKronoz hay dos nuevos modelos: el ZeRound, un reloj para principiantes de forma redonda, y el deportivo ZeSport con pulsómetro y un material más robusto.
También Haier exhibe un nuevo smartwatch. Los chinos trajeron a Barcelona un reloj de acero inoxidable con aspecto de cronómetro que se vende por 200 euros (220 dólares) con su esfera redonda, funciones de monitoreo de fitness, pulsómetro, notificaciones y -usado junto con el teléfono- también llamadas a través del reloj.
Mientras que en las pulseras de fitness y smartwatches hay solo unas pocas nuevas funciones, el astro del pop will.i.am y la empresa Telekom aportan una novedad mayor con su wearable llamado Dial.
Además de reloj, la computadora de pulsera funciona de forma completamente independiente del smartphone, tarifas de datos de Internet inclusive. La mayoría de las funciones se hacen mediante comandos de voz en este dispositivo bastante grande, explicó en Barcelona el músico de la banda Black Eyed Peas.
Lo bueno es que no hay que aprenderse los comandos, sino que el usuario puede hablar con el aparato de manera bastante libre. Dial reproduce música, hace llamadas, monitorea la actividad física y saca fotos. No se sabe si además hará más cosas, pero el lanzamiento está previsto para este año.
El fabricante chino Eachpal también presentó una idea para el uso de la tecnología en el día a día: la pulsera Halo, diseñada por los especialistas daneses del estudio Jacob Jensen Design, que puede emitir una alarma en caso de ser necesario. Sacudiendo tres veces el dispositivo o pulsando la correa se envía un SMS con un pedido de auxilio a los contactos preseleccionados.
Además, otros usuarios de la plataforma pueden ser informados también de dónde se encuentra la persona. El smartphone que se acopla con el dispositivo reconoce en los diez segundos siguientes a la alarma el lugar y lo transmite. No está conectado, eso sí, con el teléfono de emergencias de la policía. Además, con el aparato, que parece una pulsera de adorno, se pueden iniciar funciones del smartphone con gestos.
En el stand de Garmin se ve, además de los típicos relojes deportivos y GPS, un dispositivo que llama mucho la atención del visitante, que se coloca sobre las gafas de sol y que se llama Varia Vision. Junto con un aparato compatible, la pantalla despliega datos somo la velocidad, los trayectos recorridos o la frecuencia cardíaca. Sin embargo, acostumbrarse a mirar hacia arriba a la derecha cuesta un poco, igual que pasa con las gafas Glass de Google.
En Epson -famoso hasta ahora por sus impresoras- llegan un poco más lejos con el modelo Moverio BT-300, una pequeña computadora que lleva unas gafas de proyección. Dos pequeñas pantallas OLED a los lados de las gafas proyectan una imagen en resolución HD (1.280 x 720 píxeles) dentro del campo visual del usuario.
Además de los usos de entretenimiento como ver películas, el mercado al que se dirige Epson con este artilugio de 800 euros (881 dólares) es el de pilotos de drones. Con su ayuda pueden transmitir en vivo los videos y otro tipo de datos que esté grabando un aparato volador, como la velocidad y la altura. Otros posibles nichos son los museos, las tiendas o la educación. La automotriz Volkswagen, por ejemplo, usa una versión menos desarrollada de las gafas para formar a los montadores de sus plantas.
dpa

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